Patañjalayogaśāstravivaraṇa I.25

Comentarios sobre el pātañjalayogaśāstra de Patanjali, por Śaṅkara

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Actualizado: junio, 2025

Pātañjalayogaśāstra I.25

 

En quien la semilla de la omnisciencia se hace trascendente

 

Todo conocimiento cierto, pasado, presente, futuro, de una combinación de ellos, o de la percepción extrasensorial, ya sea que ese conocimiento sea pequeño o grande, es la semilla de la omnisciencia. Aquel en quien se hace trascendente es omnisciente. La semilla de la omnisciencia alcanza lo último, porque es algo que tiene grados, como cualquier cosa medible. Aquel en quien el conocimiento alcanza lo último, es omnisciente. Y es un puruṣa especial.

 

Se añade una prueba para la demostración del īśvara que ha sido descrito: en quien la semilla de la omnisciencia se hace trascendente. En el cual, en ese īśvara tal como se ha descrito, es lógico que llegue a ser trascendente. ¿Qué debe llegar a ser trascendente? Todo conocimiento cierto, ya sea por percepción o por inferencia, de ámbito pasado, presente, futuro, o de una de sus combinaciones, o en lo que está más allá de los sentidos. Como el pasado y el futuro son parte de lo que está más allá de los sentidos, todas esas percepciones se consideran extrasensoriales. Estas percepciones extrasensoriales son triples: con ámbito en lo sutil, lo oculto y lo distante. El conocido conocimiento limitado, ya sea pequeño o grande, puede aumentar por el hecho mismo de tener grados, por lo que es semilla de omnisciencia, como el conocimiento del humo (es semilla) del conocimiento del fuego.

Él, verdaderamente, en quien se alcanza el límite supremo, es omnisciente. Se dice en quien, porque el conocimiento reside en un conocedor, de tal forma que el conocedor está implícito, y se encuentra en ese conocedor.

Lo mismo ocurre con el poder. Posee grados y puede aumentar, hasta llegar a la omnipotencia cuando alcanza el límite. Por eso se afirma que hay un creador, que también controla el mantenimiento y el repliegue del mundo. Aquél en el que este poder alcanza el grado máximo es īśvara, el ser supremo. Y la perfección es la ausencia del defecto (doṣa) de las ilusiones (viparyaya) como la impotencia.

 

(Oponente) Si fuera así, entonces en ese īśvara también se daría la perfección de la ignorancia (ajñāna), aumentando hasta el límite de la perfección en su propia naturaleza.

 

(Respuesta) No es así, porque la ignorancia se opone al conocimiento, y estos dos opuestos no pueden coexistir en un mismo ser. Porque donde el conocimiento es preeminente, la ignorancia es imposible. Cuando aumenta la luz, la oscuridad solo puede reducirse.

 

(Oponente) Lo contrario también podría entenderse.

 

(Respuesta) No, porque cuando hay luz, no podemos ver la oscuridad. Cuando domina la oscuridad, puede desaparecer por la luz, pero la luz jamás puede ser superada por la oscuridad. Incluso en la estación lluviosa, cuando el sol no aparece por estar cubierto de nubes, existe sin embargo una posibilidad de visión; la propia luz no es totalmente superada, como lo es la oscuridad (por la luz).

Por lo tanto, la ignorancia no puede existir donde hay aumento del conocimiento, como no puede existir la oscuridad en el sol; pues la causa material (upādāna) del conocimiento es sattva, que siempre y por completo supera a los otros guṇas: rajas y tamas.

Además, no puede haber un aumento de la ignorancia como tal, porque su objeto no es algo real; mientras que sí puede haber un crecimiento del conocimiento, cuyo objeto son las cosas cognoscibles (reales). Si la ignorancia tuviera como objeto algo real, sería el conocimiento.

 

(Oponente) Se podría decir que la ignorancia alcanza su perfección en las cosas inanimadas.

 

(Respuesta) Eso no puede considerarse una perfección, sino la completa ausencia de conocimiento, y nada más que eso. Si la ignorancia pudiera alcanzar la perfección, un millar de repeticiones de esa ignorancia no podrían ser despejadas por un simple conocimiento y, sin embargo, así ocurre. En caso contrario, el conocimiento debería repetirse el correspondiente número de veces hasta desterrar la ignorancia (cosa que no es precisa). En consecuencia, por su propia naturaleza, la ignorancia no puede alcanzar ninguna perfección.

Cualquier cosa que admita grados puede aumentar hasta que se logre el último de ellos; las dimensiones de las cosas materiales tienen su límite en la infinitud del espacio. Y así, la semilla de la omnisciencia puede alcanzar un límite más elevado. Es una percepción directa por parte de una entidad del todo y de las partes del agregado total de las cosas, que son todas cognoscibles como una vasija.

Solo porque las cosas son cognoscibles, el hombre busca su conocimiento, como cuando mira cualquier objeto, por ejemplo una vasija. La tierra en su conjunto también es algo producido, puesto que tiene partes, como la vasija.

De forma que el mundo ha sido construido por quien conoce todas las clases distintas de seres vivos, sus karmas, sus medios y sus consecuencias, y se ha determinado como un lugar adecuado para que dichos seres lo experimenten, como el que construye un palacio para que la gente viva en él. La tierra ha sido creada por alguien que sabe lo que debe experimentar la multitud de seres vivos, como el arroz y la cebada (que cultiva el granjero para que otros se alimenten).

Estos dos ejemplos demuestran que la morada de todos los seres vivos, la tierra con sus montañas y sus ríos, ha sido creada por un singular maestro artesano que la ha adaptado para que los que viven en ella puedan tener las experiencias adecuadas.

El sol es creado por el conocedor que tiene el poder de controlar la luz que comparten los innumerables seres, porque su esencia es luz, como una lámpara. El curso del sol, que sale y se pone en momentos fijos, es ordenado por aquel que conoce su propósito, porque va de acuerdo con tiempos fijos como si fuera arrastrado. El curso del sol, los planetas, la luna y las estrellas está controlado por un īśvara inteligente; porque cumplir con los tiempos fijos es inherentemente difícil, como lo es para un estudiante o sirviente meticuloso.

La luna creciente y menguante está controlada por un solo conocedor de los tiempos del mes lunar, etcétera, porque hay una discriminación precisa de las divisiones del tiempo, como con un reloj. La luna ha sido creada por alguien que conoce esas discriminaciones del tiempo, porque su creciente y menguante están controladas al minuto.

El mundo tiene un solo īśvara que es inteligente; al igual que cuando hay muchos grupos de seres vivos, cada uno con su líder designado y con intereses contrapuestos, toda la tribu tiene un solo soberano.

Debe haber una supervisión por parte de alguna entidad de todo el complejo de ocupaciones con sus medios y fines, como en el ejemplo de la guerra, por ejemplo, donde intereses mutuamente opuestos o que cooperan deben servir a un solo propósito. Debe haber una supervisión porque es complejo, como en las operaciones de un alfarero. Esta es nuestra posición.

Todo es supervisado simultáneamente por uno, porque hay relaciones mutuas entre muchas cosas, y también se sabe que las relaciones son de más de un tipo.

Cuando se va a llevar a cabo un procedimiento como el rito del fuego (agnihotra), es supervisado por alguien, porque es esencialmente un procedimiento para llevar a cabo un propósito, como la satisfacción del hambre de comer.

Todos los poderes son supervisados por alguien, por el hecho de que son cosas, como vasijas. Cuando no hay ningún obstáculo intermedio, todo lo material es percibido por alguien, ya que hay una relación con los atributos de sonido de esa cosa y así sucesivamente; ya que el sonido se escucha claramente cuando un hombre está masticando un gran pastel, incluso aparentemente muy lejos.

Esencialmente, todo es conocido de forma directa por alguien por el hecho mismo de que es cognoscible, como en el caso de un drama. En ausencia de obstáculos, todo es conocido por alguien, en la medida en que todo está relacionado con todo lo demás, ya que los actores están unidos en la trama del drama.

El ser supremo omnisciente (īśvara) está libre del saṃsāra porque carece de ignorancia, igual que un hombre realizado; está libre de causas de aflicción, etc., porque su conocimiento no encuentra límites, como un yogui perfecto.

Por estar libre de la ignorancia (avidyā) y de las obstrucciones de los kleśas, es evidente que posee un perfecto conocimiento de todos los objetos sin necesidad de sentidos intermedios, como la vista, etc. La mente omnipermeante del ser supremo (īśvara) está en contacto simultáneo con todos los objetos, y puede percibir cualquier cosa. No existe razón alguna para que no perciba la totalidad de las cosas.

No puede tener obstrucciones mediante objetos toscos, porque su mente está en contacto con todas las cosas. Puesto que existe una infinidad de objetos, también existe una infinidad de apariciones y desapariciones, de recuerdos y propósitos; pero sus procesos mentales son como la luz del sol que da forma a los objetos.

Su mente-sattva no se encuentra impedida por ninguna cobertura de impurezas, etc., que surja del contacto con el adharma. Sattva, que todo lo penetra y está en todas las cosas, tiene también una percepción dependiente (en los hombres ordinarios) a través de las puertas de los sentidos, donde su modo innato de actividad supera las obstrucciones limitantes del adharma, etcétera. Por ejemplo, una lámpara colocada en una vasija perforada ilumina lo que hay afuera a través de las aberturas de los agujeros de su recinto; pero si a esa misma lámpara se le retira la vasija que la cubre, lo ilumina todo sin depender de los agujeros para seguir su camino. Lo mismo ocurre con el sattva del ser supremo (īśvara), que no habiendo sido afectado por las causas de aflicción (kleśas), etc., tiene percepción de todas las cosas al mismo tiempo, puesto que no hay causa que le impida contemplar ningún objeto particular. Por tanto no hay problema en superar o no (cualquier limitación).

En consecuencia, se afirma que hay un ser supremo (parameśvara) por quien todo es percibido, porque hay muchas clases diferentes de cosas para las cuales él es el protector, como en el conocido caso de un reino.

Los sabios han enseñado el cumplimiento de los deberes de casta, las etapas de la vida, etc., con sus respectivos actores, experimentadores, acciones, disciplinas y resultados correspondientes. Estos deben ser cumplidos por aquellos que buscan los resultados, o por aquellos que tienen miedo de cometer pecados. Así que es como aplicar remedios médicos. Las enseñanzas son como las recetas médicas en el sentido de que son prescritas para el bien de los demás, de que confían en ellas personas informadas, y de que tratan de cosas que el hombre común no llegaría a saber si no se las enseñan.

La única causa eficiente para la formación del cuerpo y de los sentidos es que alguien conozca todos sus propósitos, porque son formas de producir acciones y estados determinados, como la máquina que hace funcionar las marionetas en un espectáculo de casas de muñecas (Gītā XVIII.61).

Tienen una disposición definida, como así es.

Y los sentidos, como instrumentos, son comparables a un cepillo para suavizar la madera delicadamente.

Una vez más, todos ellos constituyen la ocasión para efectos definidos, propósitos del experimentador humano y medios para sus experiencias, como sucede con una vasija. Estas son las razones de su existencia.

La tierra es perecedera porque es de dimensiones medianas, susceptible de ser destruida por diversas causas, base sobre la cual puede tener lugar la experiencia, con formas que son medios para producir los resultados de las acciones; en algunos lugares se amontona, en otros se reduce, aumenta, o desaparece, se quema o se rompe.

Cosas como el cuerpo, compuesto de tierra y otros elementos, son perecederas, porque tienen el poder de destruirse unas a otras, como lo tienen los hombres armados.

Y por otro lado, en todo lo contrario al hombre, está el espacio, con sus propiedades de creación y destrucción. Hace que las cosas se manifiesten, como el recipiente que contiene los objetos sensoriales externos con sus propiedades, como una vasija.

Por lo tanto, se establece que hay un īśvara supremo (parameśvara) cuyo dominio es ilimitado en poder y conocimiento.

 

(Oponente) El significado de la palabra īśvara no es “omnisciente”, porque todo lo que se puede conocer son cosas individuales designadas por palabras, cuyos conocedores deben depender de algún medio para conocerlas, tal como lo hacemos nosotros.

La palabra īśvara no implica ninguna conexión con el conocimiento ilimitado. Es una palabra, como la palabra vasija, y el mundo no tiene un īśvara omnisciente de todo, porque consiste en seres independientes en confrontación mutua como príncipes y reyes. Tanto en el pasado como en el presente, ningún ser vivo experimenta la omnisciencia, sencillamente porque es un ser vivo como nosotros. No hay un īśvara omnisciente de todo como te imaginas, porque no se conoce nada de él, como tampoco lo es el cuerno de una liebre.

No podría ser un īśvara omnisciente si fuera incorpóreo como un yo liberado. Además, si se supone que tiene un cuerpo, entonces su encarnación estaría de acuerdo con el dharma y el adharma y sería un ser de este mundo (samsárin) igual que nosotros. Si ha de estar sin cuerpo, entonces no será el creador del mundo que bendice a sus devotos; Será simplemente un ser liberado.

Admitimos que el orden particular del mundo está adaptado para proporcionar experiencias concretas, pero eso es completamente natural como el filo puntiagudo de las espinas, o la apertura y cierre de los nenúfares y lotos. El ir y venir del sol, la luna y las estrellas también es natural para ellos, como la acción de los imanes.

 

(Respuesta) Si fuera meramente natural, no existiría el orden en la tierra y en otras partes. Tampoco hay ningún ejemplo de que se haya logrado por sí mismo; Esta generalmente aceptado que el filo puntiagudo de las espinas no es simplemente por su naturaleza (sino que tiene una causa).

 

(Oponente) El calor, etc., son, por así decirlo, la naturaleza misma del fuego; de la misma manera, el orden en el mundo es causado por las cualidades de las cosas.

 

(Respuesta) Entonces el orden en los palacios también sería de las meras cualidades de las cosas, y el argumento sería demasiado amplio.

 

(Oponente) Consideremos que esto también es a causa de su naturaleza.

 

(Respuesta) Eso no es correcto, porque resulta evidente que el orden en el mundo está conectado con el objetivo de proporcionar experiencia de los resultados del dharma y el adharma. Posteriormente controlará los estados del agente y su dharma y adharma.

Por lo tanto, el orden en el mundo no es natural, porque tiene un propósito, a saber, proporcionar experiencia a los seres vivos, como el orden en un palacio. El movimiento de la luna y las estrellas no es natural, simplemente porque es un movimiento, como nuestro movimiento, el de los seres humanos.

 

(Oponente) Digamos que nuestros movimientos también son naturales.

 

(Respuesta) No, porque entonces deberían ser siempre los mismos, como el calor del fuego. Siendo natural el calor del fuego, no hay nada que produzca ningún impulso para alcanzar algo por sí mismo, pues allí no hay un sujeto. Pero en el orden de la acción y del resultado, hay un impulso por alcanzar algo para uno mismo (como en la construcción de un palacio), que surge de una causa definida, y no es solamente natural.

 

(Oponente) Entonces, que la causa definitiva del impulso sea la naturaleza del orden en los palacios.

 

(Respuesta) Admitiendo que la naturaleza pudiese ser de esta clase, entonces el orden en el mundo también encarnaría un impulso de esa misma causa como con los palacios. Por lo tanto, tu argumento no es en absoluto una aclaración del punto débil, a saber, que hay dependencia de un agente externo, y de hecho demuestra lo contrario.

Sus inferencias no son pruebas porque van en contra de la experiencia ordinaria, en contra de la inferencia correcta y en contra de la autoridad. En primer lugar, están las contradicciones en la inferencia desde el punto de vista de tener grados (sātiśaya, en oposición a la trascendencia o niratiśaya del sūtra). En segundo lugar, la contradicción con la autoridad sagrada se establece por referencias tales como “aquel que lo conoce todo, que es omnisciente” (Muṇḍ. Up. 1.1.9) y “aquel que gobierna” (Kaṭh. Up. 5.12).

Pero también hay contradicción con la experiencia común. Todos, incluyendo a las mujeres y a los pastores de vacas, se dirigen a Dios, bajo nombres como Śiva y Nārāyaṇa. Incluso cuando están siendo desobedientes o distraídos en sus mentes, corriendo salvajemente a los campos prohibidos por Él, todavía inclinan sus cabezas ante īśvara y lo adoran con ofrendas de guirnaldas de loto. Con esto esperan alcanzar sus objetivos.

 

(Oponente) La única contradicción es entre dos proposiciones: una declara la inexistencia de la omnisciencia, y la otra es tu propia inferencia.

 

(Respuesta) Esa proposición tuya no es una inferencia correcta. ¿Por qué no? Desde el principio es defectuosa. Cuando comienzas diciendo que el significado de la palabra īśvara no es “omnisciente”, tu misma afirmación se ha referido a īśvara, por lo que estás haciendo un asunto de algo ya establecido (siddhasādhyatā).

 

(Oponente) Es sólo īśvara tal como lo proponemos. ...

 

(Respuesta) Entonces es la falacia de especificar algo incierto.

 

(Oponente) Lo que estamos diciendo es que īśvara no es omnisciente.

 

(Respuesta) Al igual que antes, estás haciendo un problema de lo que ya has afirmado (con tus propias palabras: siddham sādhyate).

Y se contradice tu propio punto de vista. ¿Cómo es eso? Con el desarrollo de las semillas (potencialidades) del poder y la omnisciencia, se debe alcanzar un estado último, como con cualquier medida. La palabra īśvara significa que el poder ha alcanzado su máxima expresión, y “omnisciente” significa que el conocimiento se ha alcanzado de manera similar. El logro de lo último significa ilimitado. Como con todas las medidas, las limitaciones de la medida llegan a su fin en el ser o en el espacio universal, o similar.

De hecho, te estás refiriendo al significado de las palabras, mientras que al mismo tiempo se supone que su significado —que īśvara es el logro de lo último— ha sido rechazado. Si se rechaza parte del significado de una palabra, no se está utilizando con sentido.

 

(Oponente) Pues bien, no admitimos que para todas las medidas haya un final ilimitado.

 

(Respuesta) Eso se opone a tu propia doctrina. Porque si no hay omnipresencia del ser y del espacio, etc., tendrán los defectos de la medida limitada y de la fugacidad.

 

(Oponente) La omnipresencia del ser significa simplemente que se muestra en todos los lugares por sus efectos (como seres individuales).

 

(Respuesta) Entonces habría que inferir (sāmānyato-dṛṣṭa) que los seres de las aves deberían existir en los cuerpos de los hombres. Aquí tampoco se puede contradecir la inferencia.

 

(Oponente) Tu no has demostrado que nuestra conclusión contradiga la inferencia.

 

(Respuesta) La contradicción de la inferencia surge al afirmar que el ser y el espacio deben ser cosas perceptibles, elementos como la tierra. No se puede permitir tal contradicción de la inferencia, porque significaría que la inferencia dejaría de existir (como prueba).

 

(Oponente) Hagámoslo sin inferencias.

 

(Respuesta) Entonces tampoco podríamos confiar en la percepción.

 

(Oponente) La percepción es válida porque produce ideas que pueden ser confirmadas.

 

(Respuesta) Las ideas de la inferencia son igualmente ciertas, por lo que también deberían tener validez.

 

(Oponente) La inferencia (por ejemplo, del fuego) es sólo cuando hay una relación percibida con el objeto (visto), es decir, el humo.

 

(Respuesta) En ese caso, la inferencia dejaría de existir. (Proposición) en este lugar que tiene humo hay fuego; (razón) porque ninguna relación con el fuego se conoce por percepción directa; (ejemplo) como en lugares que se sabe que no hay fuego.

 

(Oponente) En tales casos en que la relación no se ve, la fuerza aparente de la inferencia proviene del hecho de que concuerda con algún otro medio de prueba.

 

(Respuesta) Entonces, la percepción directa, en la medida en que es una prueba al igual que la inferencia, sería una prueba sólo porque está de acuerdo con otra prueba. Resultaría no ser más una prueba que una inferencia, porque no habría más pruebas que lo confirmaran. Por lo tanto, la autoridad de la inferencia no puede ser impugnada, en vista del hecho de que produce ideas que son ciertas.

Además, aquel que no acepta la fuerza de la inferencia no debería temer a las serpientes y cosas semejantes, porque nunca ha percibido realmente ninguna relación personalmente fatal con ellas. No haría uso de medicinas para curar enfermedades, porque no tendría miedo a la muerte. Y como no habría tenido experiencia de nacimiento, pensaría que su cuerpo nunca había nacido. Y él no rechazaría ni tomaría ni usaría las cosas. Por lo tanto, se deduce del caso general que lo que es mensurable tiene grados crecientes, se establece que hay un conocimiento que es ilimitado: el conocimiento que posee īśvara.

Además, en la afirmación misma de que no hay una omnisciencia divina, encontramos el reconocimiento de que existe, porque es imposible negar lo que no tiene sentido. La palabra “no” no tiene sentido por sí misma. Cuando se dice que īśvara no es omnisciente, en esas palabras se está admitiendo, de hecho, alguna omnisciencia de alguien distinto al ser supremo.

Y cuando se dice que la liebre no tiene cuernos, o que la mujer estéril no tiene hijos, o que no hay flores en el espacio, tanto los cuernos, como los hijos, como las flores, existen en alguna parte; solo se niegan en relación con sus sujetos respectivos. Lo mismo ocurre en este caso. Cuando se dice que “īśvara no es omnisciente”, negando toda relación entre lo que se entiende por īśvara y lo que se entiende por “ omnisciencia”, se está aceptando una omnisciencia en relación con algún sujeto distinto al ser supremo īśvara. A menos que los objetos citados se acepten como existentes, no se podrá negar esa relación. Por tanto, se está negando una existencia probada y presentando como no demostrada, lo que es absolutamente inútil, porque no pueden negarse los significados universalmente aceptados de las palabras īśvara y “omnisciencia”. Negar la infinita extensión del espacio, universalmente aceptada del espacio con las palabras “no hay espacio de extensión infinita”, y proponer luego que (el espacio) existe en las medidas limitadas de objetos como las vasijas, no es razonable.

Cuando se niega a īśvara y a la omnisciencia, la posición se refuta a sí misma con sus propias palabras, porque se acepta a īśvara y a la omnisciencia en sus significados convencionales. No es posible que fuego no sea el significado de la palabra “fuego”.

 

(Oponente) Las palabras īśvara y “omnisciencia” no tienen un significado establecido.

 

(Respuesta) Aun así, no es razonable negar que se refieren a algo. No se puede aceptar una posición en cuanto a algo que no está establecido en absoluto. No se tiene derecho —precisamente porque el asunto no está establecido— a negar que hay una pastorcilla en este monte. La negación no tendría fundamento porque se referiría a algo incierto.

 

(Oponente) Entre las palabras īśvara y “omnisciencia”, con referentes (permisiblemente) establecidos e ilimitado poder y omnisciencia, que no han sido establecidos como existentes, la relación es simplemente imaginada por algunas personas, como la suposición de flores en el cielo. Debería ser negada.

 

(Respuesta) También en este caso, puesto que se ha aceptado un significado y luego se ha negado, la proposición se refuta a sí misma.

Pues admites que las palabras īśvara y ““omnisciencia” “ se refieren a universales, manifestando más de un señor omnisciente, es decir, algunos con grados y otros trascendentes.

Es bien sabido que las dos palabras dan origen a la idea de algo con más de una manifestación, en cuanto que están conectadas con las ideas de superior e inferior. Porque no es que cuando el jefe de una aldea se considera señor de ella, los jefes de otras dos o tres aldeas no sean señores aún más importantes, o que alguien que es cabeza de familia no sea señor de ella. Este es el sentido ordinario de la palabra.

En gramática, la palabra “omnisciencia” siempre está conectada con la idea de grados (es decir, conocer cada hecho en uno o más campos concretos). Īśvara y “omnisciencia”, con límites o sin límites, deben ser aceptados como las cosas a las que se refieren las dos palabras. De modo que una proposición que los niega está contradiciendo lo que se ha aceptado, como negar que el significado de la palabra “grande” es la grandeza del ser o del espacio, etc.

 

(Oponente) No hay un īśvara ilimitado ni un omnisciente, porque ninguno de ellos es percibido jamás; no hay un īśvara, como no hay un hombre con dos cabezas.

 

(Respuesta) Sin embargo, puesto que se admite que las palabras se refieren a algo, la proposición contradice lo que se ha admitido. Partiendo del hecho de que el poder y la omnisciencia son potencialidades que aumentan gradualmente, se puede conocer el hecho de la potestad y la omnisciencia ilimitados. Como todo lo medible, van hasta el infinito, y no son inciertos solo porque no se perciben directamente.

 

(Oponente) La palabra “īśvara”, tal como está, no significa omnisciente, porque la omnisciencia tiene que ser demostrada como un hecho, como cualquier otro conocimiento.

 

(Respuesta) Esa sería una proposición opuesta a todas las pruebas, todas las cuales establecen que el significado establecido de la palabra īśvara es la omnisciencia que estamos discutiendo.

Veamos ahora lo que diría el que sostiene que el significado de la palabra īśvara no es “omnisciente” porque la omnisciencia debe ser demostrada fácticamente como una vasija.

 

(Oponente) No hay nadie omnisciente en este mundo. No hay omnisciencia en el tiempo, ni en la dirección, ni en el espacio, ni en los lugares de los seres vivos, ni en los seres vivos mismos. Tampoco hay pruebas que demuestren a nadie que sea omnisciente. Los verdaderos conocedores nunca se encuentran con nadie omnisciente.

 

(Respuesta) Tales afirmaciones niegan cualquier īśvara ilimitado u omnisciente, y son contrarias a los significados aceptados de las palabras, por lo que debe decirse que no son sólidas como proposiciones.

 

(Oponente) ¿Por qué, entonces, la proposición de que el hijo de una mujer estéril no existe porque ningún ser viviente se encuentra con él en ninguna parte del mundo en ningún momento, y ningún ser viviente es hijo de una mujer estéril, estaría sujeta a la misma insensatez?

 

(Respuesta) No es así, porque las palabras que niegan la existencia del hijo de la mujer estéril no se refieren a ningún significado establecido, como lo hacen las palabras īśvara y “omnisciencia”. Todo lo que haces es negar un significado que no es más que una idea producida por la unión de las palabras; No se acepta la existencia del hijo de una mujer estéril. Por lo tanto, la negación no es contradictoria en sí misma.

 

(Oponente) Lo que la negación “īśvara no es omnisciente” está rechazando es simplemente una idea que había sido aceptada; por supuesto, nunca podría rechazar un hecho real, como un cornaca ahuyentando a un elefante. Si con un “no” se pudiera rechazar un hecho, entonces con un simple “no” se rechazarían las ideas teístas (īśvaravādin). Lo que se rechaza aquí es una simple idea; esta es una forma normal de refutación, y no hay ningún defecto en nuestra posición.

 

(Respuesta) Sí, pero hay una distinción. La idea de algo que se afirma puede ser negada en algún otro momento particular, ya que se basa en lo universal de la cosa, como en la frase “no hay vasija (aquí y ahora)”. Otra idea, la de algo imaginario, inducida por asociaciones verbales y sin ningún contenido real, también es rechazada, como en “no existe el hijo de una mujer estéril”.

Pero cuando se rechaza un hecho verdadero establecido por algún medio de conocimiento correcto, tal rechazo de lo que se afirma que existe debe ser erróneo, como en la frase: “el significado de la palabra īśvara no es omnisciente”. La afirmación de que la omnisciencia trascendente de īśvara es el significado de las palabras “la omnisciencia de īśvara” es generalmente aceptada, y por esa marca indicativa se establece que existe una omnisciencia de īśvara ilimitada, igual que palabras como “grande” y “muchos” implican una extensión infinita.

Estas palabras como “grande”, que llevan el sentido de los universales normales correspondientes de grados de grandeza, etc., son indicaciones que apuntan a la existencia de una grandeza universal ilimitada, etc., que se manifiesta en esos grados. La manifestación de la grandeza ilimitada tiene el poder de penetrar los universales de la grandeza, etc., en la manifestación correspondiente de grado limitado. Siempre que existe el grado limitado, ese ilimitado lo impregna. Pero esta última, al ser ilimitada, no es algo que pueda ser penetrado por algo más, por lo que en el infinito llega a su fin el universal penetrante, ya que éste depende siempre de la existencia de algo que pueda penetrar. De este modo, queda establecido por el conocimiento correcto que el rechazo de todo significado a las palabras īśvara y “omnisciencia”, como se ha reiterado, es el rechazo de un hecho demostrado; como tal, es una posición falsa.

Tampoco se puede entender que las palabras īśvara y “omnisciencia” no tengan estos significados, o que tengan otros significados. De los valores gradualmente crecientes de poder, omnisciencia y dominio entre los hombres, (inferimos) un principio que es ilimitado, y trabajar para negarlo es una posición que contradice la inferencia. Además, al negar a īśvara “imaginado por el otro lado”, terminan basándose en una percepción (telepática) de las mentes de los demás.

 

(Oponente) Es sólo de las palabras (de esos otros)...

 

(Respuesta) No, porque sus palabras concuerdan (con lo que decimos), en la medida en que muestran que el hecho de los grados es una indicación concluyente que prueba la existencia de la omnisciencia absoluta. Al negar tal significado a las palabras, niegas lo que has aceptado, y como antes, es contrario a la inferencia.

De nuevo, sin omnisciencia no hay certeza sobre la cognoscibilidad (limitada) de las cosas. Pues eso depende de aceptar el conocimiento absoluto y el poder que hemos descrito. Ahora bien, primero que acepte de buen grado lo que es similar (a lo que ya ha aceptado), y a continuación está la certeza de la omnisciencia, de lo que ya ha sido aceptado.

Negar lo que es semejante a lo que se ha aceptado es como decir: “una olla no es una olla, porque es un objeto, igual que una tela”; sería así aquí también.

A menos que se acepte un principio ilimitado, no habría una base cierta para las características postuladas de la cognoscibilidad de los objetos. Y cuando se acepta, ¿qué más hay que probar? El que le dijera a un hombre satisfecho: “no comas el alimento”, ¿qué habría logrado?

 

(Oponente) Pues bien, aun aceptando a īśvara más allá de las limitaciones, sigo negando que posea omnisciencia.

 

(Respuesta) Esto no es razonable, porque la omnisciencia tampoco tiene límites. El poder y la omnisciencia, que tienen grados, están en el campo de la superioridad y la inferioridad, y por lo tanto son indefinidos, por lo que no pueden ser los significados principales de las palabras “īśvara” y “omnisciente”. Palabras como “grande” no se usan en su sentido primario cuando se utilizan para describir cosas como frascos, porque los frascos son de tamaño indefinido, a diferencia de cosas como el espacio. De la misma manera, aquí también la potestad infinita y la omnisciencia, que no son indefinidas, son los significados principales de las palabras. Rechazar el significado principal de las palabras no lleva a ninguna parte.

Rechazas la omnisciencia de īśvara en la suposición de que debe tener la característica de un objeto cognoscible; pero de la misma manera se seguiría que si fuera un objeto cognoscible como una vasija, sería inconsciente, porque es el mismo argumento. Así como la cognoscibilidad implicaría la no omnisciencia, también implicaría la inconsciencia.

 

(Oponente) Eso contradice la percepción.

 

(Respuesta) Una vez más, ¿cómo es que ni siquiera echas un vistazo a tu propia contradicción de inferencia y autoridad sagrada?

Tampoco puede ser que en algún lugar se haya proyectado ilusoriamente, a favor o en contra. Porque entre los cognoscibles, las cosas reales siempre existen; un engaño no se clasifica como algo cognoscible.

 

(Oponente) No es omnisciente porque es un ser.

 

(Respuesta) De ello se seguiría que vuestros dioses no tendrían conocimiento, como tampoco un ser liberado.

 

(Oponente) Eso contradice la percepción.

 

(Respuesta) Tú mismo estás contradiciendo la inferencia y la autoridad, como antes. En cuanto al hecho de que ni en el pasado ni en el futuro nadie conoce a ningún īśvara, lo que pone en duda cualquier conocimiento de los dioses en el tiempo presente, en la medida en que los seres vivos son los mismos ahora que en el pasado y en el futuro: la respuesta es que los seres vivos del pasado y del futuro conocen a través de signos indicativos como tener grados, y como investigadores están familiarizados con los medios del conocimiento correcto, de modo que son como nosotros (y llegarán a la misma conclusión).

 

(Oponente) Īśvara no tiene cuerpo, por lo que no es más omnisciente que los seres liberados, o el espacio, por ejemplo.

 

(Respuesta) No es así, porque tiene un cuerpo.

 

(Oponente) Puesto que los (principios) manifiestos y no manifiestos carecen de cuerpo, debemos concluir que tal īśvara no sería eterno, porque al tener un cuerpo estaría entonces conectado con el dharma y el adharma.

 

(Respuesta) No, porque está sin cuerpo.

 

(Oponente) Es una contradicción que tenga y no tenga cuerpo.

 

(Respuesta) No, porque en ello está el ejemplo del ser mismo que cuando se libera no tiene cuerpo, pero mientras está en el proceso de liberarse a sí mismo, sí lo tiene.

 

(Oponente) En ese caso particular no hay contradicción porque los tiempos son diferentes.

 

(Respuesta) Aquí también aceptamos la diferencia de tiempo. Además, precisamente porque es īśvara, tiene la doble potencialidad de tener instrumentos y estar simultáneamente sin ellos. Por eso los textos sagrados dicen: “sin cuerpo, en todos los cuerpos” (Kath. Up. 2.22), “quien está en todos los seres” (Bṛhad. Up. 3.7.15), y “quien todo lo conoce, que es omnisciente” (Muṇḍ. Up. 1.1.9) y otros.

 

(Oponente) Los textos sagrados de los vedas tienen como objetivo dar órdenes y prohibiciones, y no ideas sobre īśvara.

 

(Respuesta) No es así, porque los textos sagrados (que acabamos de citar) no son accesorios de nada más. Porque las indicaciones, etc., de textos que son auxiliares no darían un conocimiento correcto de otra cosa (pero éstos sí).

 

(Oponente) Son meramente auxiliares, pues ritos como el sacrificio de la luna llena contienen el precepto de estudiar las escrituras sobre el ser y la repetición de om (svādhyāya).

 

(Respuesta) No, porque hay otros preceptos, como el rito del soma, con instrucciones separadas para ellos, y no podrían ser cada uno de ellos auxiliar del otro. Por lo tanto, cuando los textos sagrados dicen, por ejemplo: “hay que pensar en él, hay que meditar en él”, es apropiado que tengan su propio campo, y que no sean auxiliares de ritos como el agnihotra.

 

(Oponente) No hay resultado (de la pura autorrealización).

 

(Respuesta) Lo hay, porque se muestra en declaraciones de los textos sagrados como “alcanza todos los mundos y todos los deseos quien ha buscado ese ser y lo ha realizado” (Chānd. Up. 8.12.6).

 

(Oponente) Estos textos son meros suplementos a los preceptos de adoración (upāsanā), y son simplemente alabanzas.

 

(Respuesta) No puede haber alabanza describiendo lo que no existe en absoluto. Para el sentido del texto “vāyu es el dios más veloz” (Taitt. Saṃ. 2.1.1) no puede ser que vāyu no sea el más rápido.

 

(Oponente) Podría haber alabanza refiriéndose a algo que no existe en algunos lugares.

 

(Respuesta) No, porque aquí se trata de algo establecido por inferencia (como algo que todo lo penetra).

 

(Oponente) Puesto que está unido a todos los cuerpos y órganos de los sentidos, īśvara debe estar afectado por la felicidad y el dolor de todos los seres vivientes.

 

(Respuesta) No, porque hay otras causas auxiliares para ellos. El dharma y el adharma son las causas responsables de la encarnación y la experiencia de los seres vivos. El dharma y el adharma son las causas que los llevan al dolor y a otras experiencias, y no hay dharma ni adharma en īśvara. Lo que conecta los efectos del cuerpo y así sucesivamente con su causa es la omnipotencia absoluta; es como una casa (construida por īśvara) y el que ha entrado en ella (el ser viviente).

 

(Oponente) No hay percepción de todo (por parte de īśvara) porque la percepción necesita órganos sensoriales (que son limitados), como sabemos por propia experiencia.

 

(Respuesta) No, porque no hay razón para obstaculizar aquellos (como īśvara o los yoguis perfectos) que tienen la capacidad de percibir todas las cosas. Cualquier restricción del campo (del conocimiento) se hace mediante el encubrimiento, por dharma y adharma, de los órganos de los sentidos que son (inherentemente) omnipresentes. Donde no se encuentre el velo de los obstáculos de dharma y adharma, no habrá nada que impida que los órganos de los sentidos tengan como campo todo sin excepción.

O también, īśvara experimenta todo a través de los órganos de los sentidos de todos los seres vivientes, en los que el ser más íntimo, él mismo sin órganos de los sentidos, ha entrado como en una casa. No hay nada sin el habitante interior; los textos sagrados “quien habita en la tierra”, “quien habita en el agua” (Bṛhad. Up. 3.7.3 y 4) y otros nos enseñan a īśvara como el habitante interior en todo.

Y de nuevo, su perfecto sattva, dotado del poder y el conocimiento eternos de īśvara, yendo a todas partes como el espacio, está en contacto con todo; ilumina cada objeto porque está dirigido a todo, y nunca se obstruye porque no tiene asociación con el dharma o el adharma y así sucesivamente. Por lo tanto, aunque īśvara no tiene cuerpo ni órganos de los sentidos, es perfecto en omnisciencia.

 

(Oponente) La mente sólo puede entrar en contacto con las formas, etc., por medio de órganos sensoriales como la vista.

 

(Respuesta) No, porque esto sólo se mantiene en ausencia del poder divino o del dharma (que da un poder especial).

Y en el mundo encontramos que a veces los objetos de la visión no son percibidos por la vista. Cuando el objeto de la visión es la negrura total, esta se conoce incluso con los ojos cerrados por un órgano interno atento, y esa misma negrura total no se aprehende ni siquiera con los ojos bien abiertos cuando la mente esta dispersa. Lo mismo sucede con la luz aprehendida en el espacio.

 

(Oponente) Pero la oscuridad es simplemente ausencia de luz; No es una cosa.

 

(Respuesta) Lo es, porque la ausencia no puede ocultar las cosas.

 

(Oponente) Es simplemente por la ausencia de luz, la causa de la percepción, que cosas como las vasijas no se ven; No es que la oscuridad las oculte.

 

(Respuesta) No es así, porque hay una luz propia de la vista, y no es que dependa de otra luz para ayudarla. En la medida en que no haya nada más de una naturaleza diferente que oculte las cosas, gran parte de ellas serán iluminadas por la luz de la vista. Porque una luz no depende de otra luz para secundarla en la iluminación de las cosas. Si dependiera para su ayuda de alguna otra luz, incluso de noche, secundado por la luz de la luna, debería percibir las formas con tanta claridad como a la luz del día, ya que no habría causa de obstrucción.

De nuevo, si la oscuridad fuera simplemente una ausencia, entonces no debería aparecer como una oscuridad débil a la brillante luz de la luna por la noche; Debería ser destruida por esa luz que todo lo penetra, en cuyo resplandor se encuentra. Con algo realmente brillante, es natural que haya distinciones de debilidad e intensidad y así sucesivamente, pero no con una ausencia, porque eso no puede tener tales distinciones.

 

(Oponente) Sin ayuda, la vista no puede percibir y no hay cognición.

 

(Respuesta) Esto tampoco es invariablemente así. En el caso de un relámpago bifurcado, sí hay luz, pero es tan intensa que la vista no lo percibe por sí misma. Sin embargo, no es razonable que el deslumbramiento que se ve como resultado de la conexión con el rayo sea una ausencia de percepción, porque no se opone a la percepción.

De nuevo, en los textos médicos, se dice que la sombra (del paciente) es cálida o fría. Pero no puede haber calidez o frialdad de lo que no es una cosa. Y llaman a la oscuridad buena o mala para ciertas condiciones oculares: pero una ausencia no podría caracterizarse así.

Además, una sombra se percibe como de una luz. Si la oscuridad fuera inexistente, ¿cómo podría haber, dentro del círculo de iluminación, una sombra causada por la luz?

 

(Oponente) Si lo consideramos como algo real, surge la dificultad de que los dos son opuestos (coexistiendo).

 

(Respuesta) No; es posible como con la serpiente y su veneno. El veneno es mortal, pero no para la serpiente, y lo mismo ocurre con la luz y su sombra.

Por lo tanto, la tiniebla es algo real, que es intensa o tenue como la luz, excluyendo lo que se le opone como una vasija y formando una línea distintiva para el perceptor, como límite.

Así, es posible que la mente (antaḥkaraṇa) perciba un objeto sensorial incluso sin recurrir a los sentidos. Incluso cuando los oídos están tapados con cuencos, hay conciencia del canto en ellos. Tampoco puede suponerse que los cuencos constituyan otro oído; Si se colocan cuencos tapando los oídos de una persona sorda, ésta no podrá oír con ellos.

Una vez más, encontramos que las formas, etc., se perciben, sin necesidad de los sentidos, también a través del conocimiento de los enunciados.

Además, si la percepción dependiera completamente de la cooperación de los sentidos, nada surgiría de la memoria, mientras que sabemos que hay algún grado de percepción en la mente sin los sentidos, porque en el sueño los recuerdos destacan claramente como formas y otros objetos (como sonidos).

Si la percepción de un objeto se efectuase sólo por la conjunción entre los sentidos y la mente que lo acompaña, entonces en el sueño, cuando están separados, se inhibiría. Pero esto no es así.

Además, en todas partes se acepta que la mente es independiente en la percepción del placer y del dolor.

Por lo tanto, los sentidos son iluminados por la mente, que es puramente independiente y espontánea en su percepción de los objetos. Así se dijo a través de un canal sensorial (com. a I.7) y allí está el texto sagrado: “Solo por la mente ve, por la mente oye” (Bṛhad. Up. I.5.3).

 

(Oponente) Así como los sentidos recurren a la luz, así la mente es perceptora sólo cuando recurre a la ayuda de los sentidos.

 

(Respuesta) No, porque ni siquiera el ejemplo lo es de forma invariable. Los animales nocturnos, por ejemplo, ven las cosas por un segundo tipo de luz tenue, como si fuera de día completo. E incluso a la luz del día, un búho no ve nada en absoluto.

Además, tomemos el caso quien pesa oro. Podemos ver que un experto es capaz de decir la cantidad con solo mirar, sin utilizar ningún medio para averiguar el peso (como usar la báscula).

 

(Oponente) Entonces la vista y otros sentidos no sirven para nada.

 

(Respuesta) Los sentidos son como las balanzas, en que son útiles para los demás. Del mismo modo que el hombre que posee un discernimiento muy fino en la determinación de pesos tiene habilidad para determinar la cantidad de oro sin usar ninguna balanza, así también existe la posibilidad de que la mente perciba un objeto, a través de su propia gran pureza, incluso sin recurrir a la ayuda de sentidos como la vista.

Porque el resultado que normalmente es logrado por la cooperación entre varios hombres, puede ser logrado por uno solo; por ejemplo, una piedra que necesitaría más de uno para ser levantada, puede comprobarse que es levantada con una sola mano por un hombre fuerte.

Así es que los objetos que son percibidos por la mente de otros sólo con la ayuda de los sentidos, son percibidos por la mente-sattva del supremo īśvara gracias a su sola consideración, sin que tengan que ser observados a través de la vista, y así sucesivamente. Hay perfección de puro poder y gloria en Él, donde alcanzan su cima.

Pero debido a la inferioridad de los saṃsārāṇām (seres comunes) en poder y conocimiento, debido al obstáculo de la ignorancia, su mente depende de la ayuda de los sentidos, como cuando las personas débiles se unen para levantar una piedra.

Ahora bien, hay ciertos seres comunes, como Buda y Ṛṣabha, que se convierten en seres divinos, pero no alcanzan el poder, el conocimiento y la gloria trascendentes. Por el hecho de que están limitados por el tiempo; incluso aquellos que son devotos de su religión admiten que los budas están limitados por el tiempo.

Por lo tanto, su īśvara está limitado en el tiempo. Sólo se puede inferir, a partir de las evidencias de estar inmersos en el tiempo y tener un comienzo en el tiempo, que la potestad y demás de los budas no es completa y tiene grados. En un momento no lo tenían, en un momento no lo tienen, en un momento no lo tendrán: estas son las tres indicaciones para la inferencia. Es, por lo tanto, lo opuesto a la trascendencia.

Puesto que su perfección depende del tiempo, los budas primitivos habrían tenido la ventaja del tiempo, pero no podía haber en ellos poder, gloria y omnisciencia ilimitados, porque se les opondría el de los posteriores.

 

(Oponente) Tienen el mismo poder, conocimiento y dominación, pero su igual dominación y gobierno no lo son al mismo tiempo.

 

(Respuesta) Sin embargo, dado que eso significaría la frustración del deseo de algún buda de un tiempo diferente para entrar en contacto con las cosas de este tiempo, él no podría tener soberanía absoluta. Porque en la medida en que el deseo no tiene límites, un buda desearía algún día superar a otro buda y entrar en su esfera; si no lo hiciese, su omnipotencia se vería afectada.

 

(Oponente) Otro buda no tiene necesidad de su gracia. Y no hay pasión en él, por lo que no tendrá ningún deseo de entrar en la esfera de otro buda.

 

(Respuesta) Anteriormente tuvo el deseo de la condición de buda en algún momento, y eso tuvo que llegar a cumplirse en el tiempo de uno u otro buda. Y hay otros seres vivos a los que podría dar su gracia, por lo que es razonable que deseara existir en ese otro tiempo. No todos los seres vivientes de esa época habrán recibido la gracia del futuro buda.

Aunque está sufriendo por su budeidad, sin embargo, con el fin de dar su gracia a los seres vivos, desde su budeidad llegará a existir en ese otro tiempo, de acuerdo con su deseo.

Y los budistas admiten que el estado de naturaleza búdica y la ausencia de dolor de su ser perfecto se asociaban anteriormente con la ignorancia, de modo que el poder, el conocimiento y la gloria trascendentes no pertenecen a Buda ni a Ṛṣabha ni a ningún otro tīrthakara.

Pero estos defectos no se aplican a nuestro īśvara, porque Él no está limitado en el tiempo. Su poder, conocimiento y dominio son ilimitados, y así inferimos que no se puede sospechar ningún defecto de tener grados o incertidumbre de aquel que es, por así decirlo, como el espacio.

 

La inferencia llega a su fin en la determinación del universal y no puede pronunciarse sobre casos individuales. Los detalles, como los nombres, deben ser conocidos por la autoridad sagrada. Él mismo no necesita salvarse; su propósito es salvar a los seres vivos, enseñando el conocimiento y el dharma. En la disolución al final de los tiempos, en la gran disolución, él decide: “los salvaré, atrapados como están en el saṃsāra”. Así se dice: “el primer conocedor, asumiendo una mente creada por compasión, como el sabio más elevado declaró la doctrina a su discípulo Āsuri”.

 

La inferencia llega a su fin en la determinación de un universal y no puede pronunciarse sobre casos individuales. Al determinar lo universal de la existencia de un puruṣa especial con poder, conocimiento y soberanía trascendentes, la inferencia se agota a sí misma, porque sólo llega hasta cierto punto. El ejemplo de inferencia que se dio (sūtra I.7) fue que si hay que llegar a un lugar, debe haber movimiento. La inferencia no tiene capacidad para determinar cualidades individuales o nombres, etc., de īśvara, aunque existan, porque éstos no se encuentran en el campo del universal puro.

En resumen: la inferencia no puede hablarnos de las cualidades individuales, porque lo único que hace es revelar universales. ¿Cómo debería la inferencia revelar cosas absolutamente inaccesibles para ella, fuera de su campo, asuntos en los que no tiene poder o conocimiento, cuestiones de dharma y adharma, cuestiones límite, etc.? Por lo tanto, no revela lo que está fuera de su campo.

(Pero en su campo) la inferencia de que la omnisciencia existe no necesita la frustración de la inferencia de que la omnisciencia no existe. Porque la inferencia no es algo que tenga que esperar la confirmación de otro; cuando se infiere fuego a la vista del humo, no se espera la corroboración de un tercero.

Él mismo no necesita salvarse porque no hay nada que le falte a sí mismo; su propósito es salvar a los seres vivos hundidos en el fango de la ignorancia. No hay otro que pueda dar la enseñanza, que es una barca con la que se puede cruzar el mar del saṃsāra, y enseñar el conocimiento y el dharma a aquellos que se refugian únicamente en él.

Tampoco el hecho de que él sea o no omnisciente debe ser tomado arbitrariamente como algo evidente por sí mismo, porque no se sostiene que el verdadero ser del omnisciente sea evidente por sí mismo, como una vasija. Hasta que no se determine que realmente es una liebre, no se puede dudar de si la liebre tiene cuernos o no.

 

(Oponente) Lo que viene de otro puede ser dudoso.

 

(Respuesta) Puede provenir de otro, pero si tú mismo no conoces la verdadera naturaleza de īśvara, ¿por qué deberías dudar de ello?

 

(Oponente) Podría estar bajo una ilusión.

 

(Respuesta) Si nunca se percibe un universal, no puede ser causa de ilusión. Porque nadie ve erróneamente un cuco en el nácar (en el que a veces se observa plata por error, y que deben haber visto que existía en otra parte). Por eso dice: detalles, como los nombres, deben ser conocidos por la autoridad sagrada. Deben buscarse en escrituras como los veda, los itihāsa, los purāṇa y los libros sobre yoga y dharma.

Enseñando el conocimiento y el dharma a aquellos que no se refugian en ningún otro, que se han confiado a él por completo, en la disolución al final de los tiempos, en la gran disolución cuando el conocimiento particular de las escrituras, que fueron recibidas de la gracia de īśvara, y los maestros de ese conocimiento, son todos destruidos, una y otra vez la compasión se eleva para llenarlo: “Yo los salvaré”. Y de la misma manera se ha dicho, el primer conocedor, asumiendo una mente creada por compasión, como el sabio más elevado declaró la doctrina a su discípulo Āsuri. El primer conocedor significa aquel que en el principio conoce el conocimiento que no está afectado por rajas o tamas. La palabra primero también puede referirse al hecho de que el conocimiento y el dharma están en el principio y la enseñanza comienza con ellos, y ese comienzo es este conocedor. Él creó una mente por su mera intención, una mente yóguica, y entró en posesión de ella, con el fin de proporcionar la enseñanza.

Como el sabio más elevado (ṛṣi): que él es el más elevado se sabe por las escrituras (āgama). Ṛṣi significa, de acuerdo con su etimolgía, por un lado “ver” (de ṛṣ ver) y por otro lado “condición” (de ir). Sólo īśvara, el ṛṣi más elevado, bajo los nombres de Kapila o Nārāyaṇa y así sucesivamente, enseñó al buscador Āsuri.

Por lo tanto, se ha determinado que īśvara es distinto de pradhāna o puruṣa, y que es la fuente de gracia para todos los seres vivos a través del conocimiento de sus estados y la maduración de los frutos de su karma. No se puede objetar que esto no muestra cómo īśvara, dotado con la riqueza del perfecto sattva, crea, o cómo concede su gracia, y así sucesivamente, porque se ha dicho: se debe buscar en las escrituras. Hay cosas fuera del rango de la inferencia a las que no se puede llegar, ya que no se extiende a los particulares y sus relaciones.

 

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Pātañjalayogaśāstra I.25

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