Yoga Sūtras
Capítulo
cuarto: sobre el Aislamiento Trascendental o Kaivalya Pāda
Actualizado: marzo, 2025
Medios para lograr la
experiencia (IV.1-IV.3)
Los poderes extraordinarios se
adquieren de nacimiento, con plantas alucinógenas, recitando fórmulas místicas,
con ascesis o con el samādhi (IV.1)
La transformación en otra categoría de
existencia es consecuencia de la actividad exuberante de la naturaleza esencial
(IV.2)
La causa instrumental inteligente no
activa los procesos de la naturaleza esencial, es decir, no inicia el proceso
evolutivo, sino que se limita a romper las barreras; actúa, por tanto, como el
campesino que riega el campo rompiendo las barreras que impiden el flujo del
agua (IV.3)
Emergencia y dominio de la
mente (IV.4-IV.6)
Las diferentes personalidades surgen de la pura conciencia de existencia
(IV.4)
Aunque desarrollen distinta actividad,
una única forma de pensar es la causa primera de todas las demás (IV.5)
Entre estas personalidades, la que proviene de la meditación no acumula
el depósito de acciones (IV.6)
Acciones y karma (IV.7-IV.8)
Las consecuencias del karma del yogui
no son blancas ni negras, mientras que las de los otros son de tres tipos
(IV.7)
En estos tres tipos de karma, la
manifestación de los impulsos potenciales se corresponde expresamente con la
maduración de sus acciones concretas (IV.8)
Impresiones subliminales
(IV.9-IV.12)
Incluso aunque los impulsos
potenciales puedan estar separados del karma que los ocasiona por razones de
categoría de existencia, lugar y tiempo, existe una relación causal entre ambos
porque el subconsciente y las impresiones subliminales son inseparables (IV.9)
Y tales impulsos potenciales no tienen
comienzo, a causa de la eternidad del deseo primario que generan (IV.10)
Los impulsos potenciales existen
gracias a la relación entre su causa, es decir, la ignorancia esencial que los
origina, sus consecuencias, es decir, los pensamientos o acciones que surgen,
el soporte mental que los contiene y los objetos que los estimulan; cuando
estos desaparecen, también desaparecen los impulsos potenciales (IV.11)
En esencia, es decir, en su propia
naturaleza, el pasado y el futuro existen en el presente, debido a las
distintas trayectorias temporales de las formas de las cosas (IV.12)
Objetos y los tres guṇas
(IV.13-IV.14)
Estas formas pueden ser evidentes o
sutiles y su naturaleza son los constituyentes fundamentales de la mente
(IV.13)
La apariencia de realidad del objeto
se debe a la armonía en la transformación de los constituyentes fundamentales
de la mente (IV.14)
La mente percibe objetos
(IV.15-IV.17)
Debido a la variedad de situaciones
mentales en relación con un mismo objeto, hay distintos niveles de existencia
para el objeto y su conocimiento (IV.15)
Además, un objeto no depende de una
sola mente perceptora; tal afirmación sería indemostrable; porque si fuese así,
¿qué sucedería entonces cuando el objeto no fuera conocido por esa mente?
(IV.16)
Un objeto es relativamente conocido o
desconocido según como dicho objeto influya en la modificación de la mente
(IV.17)
Iluminación de la mente
(IV.18-IV.21)
Los procesos mentales son siempre
conocidos, a causa de la inmutabilidad del “si-mismo-esencial”, que es su dueño
(IV.18)
La mente no se percibe a sí misma,
pues también ella es algo perceptible (IV.19)
Y puesto que la mente es algo
perceptible, no puede ser consciente de ella misma y del objeto al mismo tiempo
(IV.20)
Si una mente fuese objeto de
conocimiento para otra, esto conduciría a una regresión al infinito entre ideas
sucesivas y también a la confusión de los recuerdos (IV.21)
Buddhi y liberación
(IV.22-IV.26)
Cuando la mente permanece inactiva, la
inmutable conciencia trascendental adopta su forma en ella y experimenta su
propio intelecto (IV.22)
Cuando la mente resulta coloreada por
“lo-que-observa” y “lo-que-es-observado”, percibe todos los objetos (IV.23)
La mente, aunque condicionada por
innumerables impulsos potenciales, actúa al servicio de “lo-que-observa”, pues
su naturaleza es ser un ente compuesto (IV.24)
Para quien comprende la diferencia
entre “lo-que-observa” y el puro intelecto, cesa la consideración sobre su
propio ser (IV.25)
Entonces, la mente, a través del
“conocimiento-de-la-diferencia” entre “lo-que-observa” y ella misma, se
encamina hacia el aislamiento trascendental de la pura observación (IV.26)
Interrupciones en la liberación
(IV.27-IV.28)
En los intervalos de esta mente que
involuciona, surgen otras nuevas ideas a causa de las impresiones latentes
(IV.27)
La cesación de las impresiones
latentes se lleva a cabo de igual forma que la ya descrita en II.10 para las
causas de aflicción (IV.28)
Liberación perpetua
(IV.29-IV.30)
Cuando la mente posee conocimiento
discriminatorio y actúa siempre con total desinterés, incluso con respecto a la
comprensión más profunda, alcanza la interiorización completa denominada
“abundancia de virtud” (IV.29)
Como resultado, se desvanece toda
acción basada en las causas de aflicción (IV.30)
Los objetos de conocimiento son
pocos (IV.31)
Entonces, a causa de la inmensidad del
conocimiento alcanzado, que ha eliminado todo obstáculo e impureza, poco queda
por conocer (IV.31)
Los guṇas después de la
liberación (IV.32-IV.34)
En consecuencia, finaliza el proceso
de transformación de los elementos fundamentales de la naturaleza, al haberse
cumplido su razón de ser (IV.32)
La secuencia del movimiento tiene
lugar de instante en instante y resulta imperceptible en el momento en que
finalizan las transformaciones (IV.33)
Finalmente, la involución de los
constituyentes fundamentales de la naturaleza, desprovistos de todo sentido
para el “sí-mismo-esencial”, es el aislamiento trascendental de la pura
observación, el establecimiento en sí misma de la pura conciencia, de “lo-que-observa”,
del “sí-mismo-esencial” (IV.34)
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