Patañjalayogaśāstravivaraṇa
I.35
Comentarios sobre el
pātañjalayogaśāstra de Patanjali, por Śaṅkara
SAMĀDHI PĀDA | Sādhana Pāda | Vibhūti
Pāda | Kaivalya
Pāda
Actualizado: septiembre, 2025
O bien, la mente es conducida hacia la estabilidad mediante
el logro de la percepción extraordinaria de un objeto
sutil
Cuando se consigue la concentración (dhāraṇā)
en la punta de la nariz, se produce una extraordinaria percepción
olfativa; en la punta de la lengua, gustativa; en el paladar, visual; en el
centro de la lengua, táctil; en la raíz de la lengua, auditiva. Al producirse
estas extraordinarias percepciones, la mente consigue estabilidad, supera las
dudas y se constituye como un medio para el conocimiento que surge en
samādhi (samādhi-prajñā).
Del mismo modo, al desarrollar percepciones
extraordinarias orientadas hacia objetos tales como la
luna, el sol, un planeta, piedras preciosas o rayos de luz, debe
considerarse que tales actividades se apropian realmente de los objetos.
Incluso si, efectivamente, se conoce la
esencia de los objetos como realmente son a través de los textos sagrados y por
la inferencia o incluso gracias a la enseñanza de los maestros, ya que
todos estos tienen el poder de revelar los objetos como son, no es menos verdad
que siguen siendo incomprensibles en la medida en que una parte de todas estas
cosas reveladas por la tradición no se conocen a través de los sentidos.
Además, todo esto no permite una comprensión definitiva
de realidades más sutiles como la liberación. Por ello, con vistas
únicamente a fortalecer la confianza del practicante respecto de las
escrituras, la inferencia y las indicaciones prodigadas por los maestros, es
necesario que un objeto concreto se convierta realmente para el practicante en
objeto de percepción.
O
bien, la mente es conducida hacia la estabilidad mediante el logro de la
percepción extraordinaria de un objeto sutil. Se trata de la percepción yóguica de algún objeto como
la fragancia, por ejemplo, cuando se convierte en objeto de meditación. Entonces,
surge la conciencia directa (saṃvedana) de esa fragancia.
Para el yogui que está practicando yoga, que
experimenta las sensaciones directamente, la percepción es la primera
conciencia directa, y le otorga confianza, creando entusiasmo por la práctica
del yoga; es como la aparición del humo cuando se frota madera para crear
fuego. Tal percepción lo llena de alegría debido a la confianza que crea, y
hace que su mente se estabilice.
Cuando
se consigue la concentración en la punta de la nariz, se produce una
extraordinaria percepción (saṃvit) olfativa, una experiencia de fragancia deliciosa surge y
continúa, de forma parecida al contacto ordinario de los sentidos. Esta es la
percepción olfativa. Así con la lengua y otros lugares de concentración. Al producirse estas extraordinarias
percepciones, la mente consigue estabilidad, supera las dudas y se constituye
como un medio para el conocimiento que surge en samādhi.
Las formas de objetos tales como la luna, el
sol, un planeta, piedras preciosas o rayos de luz, etc., surgen ante quien está
concentrando su mente en ellas, o espontáneamente cuando la meditación sobre el
loto del corazón es inestable (vaiṣamya), y no es menos
verdad que siguen siendo incomprensibles en la medida en que una parte de todas
estas cosas reveladas por la tradición no se conocen a través de los sentidos.
Incluso
si, efectivamente, se conoce la esencia de los objetos como realmente son a
través de los textos sagrados y por la inferencia o incluso gracias a la
enseñanza de los maestros, son hechos reales, y no hay incertidumbre acerca de ellos, en la medida en que no hay
enseñanza contradictoria, no es menos
verdad que siguen siendo incomprensibles en la medida en que una parte de todas
estas cosas reveladas por la tradición no se conocen a través de los sentidos,
hasta que haya una percepción directa (pratyakṣa) de algo que ellos hayan mostrado. Todo esto no permite una comprensión
definitiva de realidades más sutiles como la liberación. Por ello, con vistas
únicamente a fortalecer la confianza del practicante respecto de las
escrituras, la inferencia y las indicaciones prodigadas por los maestros, es
necesario que un objeto concreto se convierta realmente para el practicante en
objeto de percepción.
En consecuencia, todos los objetos más sutiles como la
liberación son estimados con confianza. Es solamente con este fin que se
aconseja la purificación de la mente.
En cuanto a las concentraciones de la mente (practicadas
hasta ahora) que no han sido dominadas, cuando haya surgido la conciencia de
dominio con respecto a los objetos, será capaz de percibir directamente (y por
lo tanto dominar) todas los demás. Entonces la fe, la energía, la memoria y el
samādhi le llegarán sin obstáculos.
En
consecuencia, todos los objetos más sutiles como la liberación son estimados
con confianza. Es solamente con este fin que se aconseja la purificación de la
mente comenzando con la amabilidad y la compasión (sūtra
I.33) hasta el dominio, desde las últimas
partículas atómicas hasta la máxima magnitud (sūtra
I.40); el entrenamiento se establece en la sección que comienza con las
restricciones, las observancias, la postura, etc. (sūtra
II.29).
En resumen: al emprender una de las
prácticas enseñadas en esta sección, se perciben directamente los objetos; con
esto, se eliminan dudas y se establece firmemente la fe en las enseñanzas hasta
llegar a objetos sutiles como la liberación, se calman los procesos mentales
extravertidos y se logra el desapego denominado conciencia de dominio. Entonces
será capaz de experimentar directamente todo lo enseñado en el tercer capítulo,
comenzando con las tres transformaciones (pasado, presente y futuro), ya sea
para alcanzar conocimiento o poder. Este es el propósito de enseñar este
entrenamiento mental aquí, como ha explicado el comentador.