Patañjalayogaśāstravivaraṇa
I.11
Comentarios
sobre el pātañjalayogaśāstra de Patanjali, por Śaṅkara
SAMĀDHI PĀDA | Sādhana
Pāda | Vibhūti
Pāda | Kaivalya
Pāda
Actualizado: junio, 2025
La memoria es
no dejar que desaparezca el objeto experimentado
Ahora se explica la memoria.
La
memoria es no dejar que desaparezca el objeto experimentado. La memoria
se describe al final porque es el efecto de todos los demás procesos mentales,
comenzando con el conocimiento correcto.
El compuesto objeto-experimentado
hace referencia tanto al objeto concreto como a lo
que ha sido experimentado. Sólo eso es el objeto que se ha experimentado,
pero lo que se ha experimentado no es necesariamente el objeto. Por otra parte, el recuerdo de un
recuerdo no podría residir en la memoria, porque la memoria no tiene
cualidades como el sonido (igual que tienen los objetos). Y dado que el recuerdo es
inteligible en sí mismo, es preciso tener recuerdos de otros recuerdos. No
dejar que desaparezca significa que no hay sustracción ni desaparición
(de nada de ello). Aunque el objeto en sí no está presente, el recuerdo tiene, en virtud de
su semejanza, la apariencia de que el objeto está siendo percibido.
¿ Lo que la mente recuerda, es el objeto o es la
sensación que provocó dicho objeto? El pensamiento, coloreado por el objeto
conocido, se ilumina tanto en la forma del objeto como en su conocimiento, y
produce dos saṃskāras del mismo tipo. Estos se manifiestan bajo
circunstancias adecuadas. Los saṃskāras producen el recuerdo que
consiste tanto de la cosa conocida como del proceso de conocer. En el intelecto
predomina el aspecto cognitivo, mientras que en el recuerdo predomina la
reaparición de la forma del objeto conocido.
Aunque el objeto no está presente ante él, el
recuerdo tiene, en virtud de su semejanza, la apariencia de que el objeto está
siendo percibido, ¿en qué consiste
su diferencia? Para mostrar la distinción entre ellos, se dice: ¿es el objeto o
es la sensación que provocó dicho objeto? Aunque hay una distinción
por el hecho de que (en el recuerdo) el objeto debe haber sido experimentado,
pero (en el pensamiento es sólo que) no se está experimentando ahora, todavía
hay una confusión debido a su similitud, y se aclara para mostrar que hay una
relación de causa y efecto entre los dos. En esto, los budistas Vaināśika, que no admiten nada
externo, afirman que la única causa es el pensamiento (buddhi). Entonces, ¿es un objeto o
un pensamiento lo que la mente recuerda? (Como objetos del verbo recordar,
ambas palabras están en el texto en el caso genitivo). La mente recuerda:
descarta cualquier acción de puruṣa, mostrando que
sólo la memoria y el pensamiento son los actores. Porque la actividad del
pensamiento o la de la memoria, no son de puruṣa, pues los pensamientos son simplemente objetos
percibidos por puruṣa. Más adelante
se mostrará cómo los objetos como las vasijas deben, por el hecho mismo de ser
vistos, ser distintos de su perceptor.
Ahora bien, si la mente recordara directamente los objetos, puesto que esto son también objetos para el
pensamiento, los recuerdos y el pensamiento serían idénticos. Por otro
lado, si fuese el pensamiento lo que la mente recuerda, no estaría de acuerdo con
el sūtra que se refiere
a un objeto percibido. Pues entonces el sūtra debería haber dicho: "no dejar que desaparezca la experiencia de
percepción". Así que se dice coloreado por lo conocido; descansando
sobre la cosa conocida, está coloreado por ella, como un cristal coloreado por
la laca roja que se encuentra situada detrás de él. Se ilumina tanto en la forma del
objeto como en su conocimiento: apareciendo como la forma de la vasija,
que se percibe como teniendo una base ancha y así sucesivamente, y en su propio
aspecto luminoso como conocimiento, y así brillando en ambas formas.
Al brotar el
pensamiento, y mientras se está produciendo, deposita un saṃskāra en su poseedor, el sujeto
del pensamiento. Este saṃskāra corresponde a
su causa y posee dos formas. Que se manifiestan bajo circunstancias
adecuadas (sva-vyañjaka-añjana). La causa de esta manifestación es el karma, que es la
causa del pensamiento que deja el saṃskāra, cuyo resultado es otra acción semejante que aparece
luego para producir su propio resultado.
Y así dirá (sūtra IV.8):
Por lo tanto, su manifestación se
corresponde expresamente con la de aquellos grupos de saṃskāra
(vāsanā) que son compatibles con ello (con la fruición de su karma). También
(se podría decir que) lo que establece el karma es una representación de un tipo similar. Manifestarse de acuerdo con
su causa manifestante significa que se hace aparecer como lo que la manifiesta.
Los saṃskāras
producen el recuerdo que consiste tanto de la cosa conocida como del proceso de
conocer. De lo contrario, no habría maduración del karma que es su manifestador.
De éstos, en el
intelecto predomina el aspecto cognitivo. El proceso de conocer es la
aceptación: la receptividad pura precede a cualquier conocimiento (de algo en
concreto). Porque no somos conscientes de un objeto concreto hasta que haya
primero algún proceso de conocimiento (general), deseado o no; es como cuando
una luz ha sido introducida en un jarrón (con perforaciones, ver sūtra I.25)
y luego el resplandor sale (por los agujeros).
En el recuerdo
predomina la reaparición de la forma del objeto conocido, porque siempre se refiere a algo experimentado con
anterioridad. Si el recuerdo fuera
primordialmente un proceso de conocimiento sería como una idea y no tendría
referencia a algo experimentado previamente, pero lo cierto es que la tiene. Por tanto, el recuerdo es ante todo algo conocido,
un objeto, y no un proceso de conocimiento. Sin embargo, también es un proceso, puesto que tanto el recuerdo como
el saṃskāra tienen la
misma (doble) forma. De no
tenerlas (la forma del objeto o del proceso de conocimiento), el recuerdo
sería imposible. Y así se dice que es la retención del objeto experimentado. La
memoria y el pensamiento pueden ser del mismo objeto, y en ambos casos existe
un proceso de conocimiento, pero no hay falacia de equívoco (en el relato
anterior).
Esta última (es
decir, la memoria) es de dos clases: recuerdo de objetos reales y recuerdo de
objetos ilusorios. En el sueño, las cosas recordadas se vuelven reales, pero en
el momento de la vigilia, tales cosas no se actualizan. Todos los recuerdos
surgen de la experiencia del conocimiento correcto, de la ilusión, de la
construcción lógica, del sueño o de otros recuerdos, y todos estos son
esencialmente placer, dolor e ilusión. El placer, el dolor y la ilusión deben
explicarse como manchas: el deseo es la consecuencia del placer (II.7), el odio es la consecuencia del dolor (II.8), mientras que la ilusión es la ignorancia (II.5). Todos estos procesos mentales deben ser
inhibidos. Cuando se inhiben, hay samādhi cognitivo o ultracognitivo.
La memoria es
de dos clases. ¿Cuáles son? Recuerdo de objetos reales y recuerdo de
objetos ilusorios. Real (bhāvita) significa que
el objeto tiene una realidad porque esta continuamente actualizado y presente,
como una corriente de aceite que brota de forma continua de alguna otra
sustancia. Debido a que se actualiza continuamente, no necesita ningún esfuerzo
adicional de atención, etcétera (para sostenerlo).
Un caso en el
que la cosa recordada no necesita ningún esfuerzo adicional de atención son los
recuerdos actualizados en el sueño. Pero en el estado de vigilia es al revés;
resulta necesario realizar más esfuerzos de atención (para mantener el
recuerdo). Todos los recuerdos surgen de experiencias de conocimiento correcto y
de los otros procesos mentales, y todos estos son esencialmente placer,
dolor e ilusión, que son la naturaleza del saṃsāra. El placer, el dolor y la ilusión deben ser
explicados como impurezas por el autor del sūtra cuando dirá: para quien hace distinciones todo se traduce
en dolor (II.15). Aquí, sin embargo, simplemente se
está diciendo dónde residen.
Por lo tanto, los procesos
mentales deben ser inhibidos, porque son esencialmente placer, dolor e ilusión.
¿Y entonces qué?
Cuando
se inhiben, hay samādhi cognitivo o ultracognitivo.
Ahora bien, ¿qué medios
existen para su inhibición?