Yoga Sūtras
Aforismos sobre Yoga de Patañjali
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Actualizado:
agosto 2024
Pātañjalayogaśāstra
(sattvapuruṣayor atyantāsaṃkīrṇayoḥ
pratyayāviśeṣo bhogaḥ parārthāt svārthasaṃyamāt
puruṣajñānam)
154. La experiencia humana es un
conocimiento que no distingue entre el puruṣa,
completamente puro, y el intelecto puro; al efectuar saṃyama sobre lo que existe por sí mismo, distinto de lo que
existe como objeto para otro, se logra el conocimiento del reflejo de puruṣa
en la mente.
154155. El intelecto puro siempre
busca la luz; la actividad y la inercia se encuentran asociados con él de forma
inseparable. Cuando éstos son dominados el intelecto puro se transforma,
gracias a la percepción de que la luz y puruṣa son diferentes.
155. El intelecto puro está siempre
cambiando; absolutamente opuesto en carácter se encuentra puruṣa, del cual solo puede decirse que es pura conciencia,
diferente a cualquier otra cosa, no depende de nada y no está contaminado por
los objetos. La experiencia es una idea que no distingue entre
estos dos, aunque están completamente separados, puesto que los objetos se
muestran ante puruṣa. Esta
misma idea de la experiencia también es algo que es visto, pues el intelecto
puro tiene su razón de ser en la dependencia de otro. Efectuando saṃyama en
la otra idea, sobre lo que es opuesto al intelecto puro, sobre la pura
conciencia, diferente a cualquier otra cosa y que no depende de nada, se
produce el conocimiento de puruṣa. Esto no quiere decir que puruṣa
sea contemplado como otra idea sobre puruṣa,
lo cual, por el hecho de ser una idea, tendría la naturaleza de la mente. Es puruṣa quien ve la idea que
depende de sí misma. Y así se ha dicho: “¿a través de qué se podría realmente conocer al conocedor?”
सत्त्वपुरुषयोरत्यन्तासङ्कीर्णयोः
प्रत्ययाविशेषो
भोगः परार्थत्वात्स्वार्थसंयमात्पुरुषज्ञानम्॥३५॥
sattvapuruṣayor
atyantāsaṃkīrṇayoḥ pratyayāviśeṣo
bhogaḥ parārthāt svārthasaṃyamāt puruṣajñānam ||35||
La experiencia
humana es un conocimiento que no distingue entre el “sí-mismo-esencial”, completamente puro, y el intelecto puro; al efectuar la
contemplación sobre lo que existe por sí mismo (el “sí-mismo-esencial”), distinto de lo que existe [como objeto] para otro (la mente),
se logra el conocimiento [del reflejo] del “sí-mismo-esencial” [en la mente]
(Traducción propia)
(Otras traducciones)
Vyaas
Houston |
La
experiencia es un pratyaya que no
distingue sattva (guṇa de
la luminosidad, un constituyente primario de la materia) y puruṣa–el
sí-mismo como completamente separados. Mediante saṃyama en lo que existe para sí mismo (puruṣa)
distinto de aquello (sattva) que
existe para otro – conocimiento de puruṣa |
Georg
Feuerstein |
La experiencia (bhoga)
es una idea [que se fundamenta en] la no distinción entre el absolutamente
puro Sí-mismo y sattva. A través [de la práctica de] la restricción
sobre el objetivo esencial [del Sí-mismo], [que es distinto de] la
objetividad-para otro (para-arthatva) [de la Naturaleza], [el yogin
adquiere] conocimiento del Sí-mismo |
Christopher
Chapple y Yogi Ananda Viraj |
Cuando
no hay distinción entre el puro puruṣa y el perfecto sattva,
la experiencia es para el propósito del otro [puruṣa]; a partir
de saṃyama en el propósito
del sí-mismo, hay conocimiento del puruṣa |
P.
V. Karambelkar |
El
entendimiento (erróneo) de la no distinción (total) (es decir, de la
identidad completa) entre los dos (principios) extremadamente heterogéneos
(hasta tal punto que son como los dos polos de un imán, que nunca pueden
aproximarse) (es decir) sattva y puruṣa es (resulta en) la experiencia vital (de
alegrías y sufrimientos). A través de (la ejecución) de saṃyama sobre (el entendimiento
correcto de) lo que existe para el objetivo de (puruṣa, el principio realmente significativo en)
uno mismo (como distinto) de lo que existe para el propósito del otro
(principio, es decir sattva o estado de mayor pureza de citta,
después de mūla prakṛti) (se logra) conocimiento sobre puruṣa |
James
Haughton Woods |
La
experiencia es una idea que surge y no distingue entre sattva y el Sí-mismo, los cuales están absolutamente separados
[en la idea presentada]. Puesto que sattva existe como objeto para otro, el
conocimiento [intuitivo] del Sí-mismo surge como resultado de la restricción
sobre lo que existe para sí mismo |
63. Phulgenda
Sinha |
La
Naturaleza (que posee el guṇa Sattva) y Puruṣa son
extremadamente diferentes (aunque su distinción pueda parecer indeterminada).
Se obtiene el conocimiento de Puruṣa mediante la práctica de Saṃyama en el interés propio, en
lugar de en el interés de otros |
Emilio
García Buendía |
El
tener experiencias (conlleva) la idea indistinta (de ambas). (Por) saṃyama sobre su propia
naturaleza y la naturaleza de la otra (se consigue) el conocimiento de la
consciencia pura |
Oscar
Pujol |
La
experiencia es la percepción indistinta de la mente y la conciencia, aun
siendo extraordinariamente distintas. Gracias al dominio del propio objetivo,
se obtiene el conocimiento de la conciencia, pues [la experiencia] no tiene
un objetivo propio |
Chip Hartranft |
La
experiencia se compone de percepciones en las que el aspecto luminoso del
mundo fenoménico se confunde totalmente con la pura conciencia. Concentrarse
con la perfecta disciplina en las distintas propiedades de cada una de ellas,
conduce a percibir la naturaleza de la pura conciencia |
—Los puruṣas son infinitos, son conocimiento
incondicionado, pura luminosidad autónoma. No son espaciales: la luz del puruṣa cayendo
sobre la psique (buddhi), confiere a ésta su propia luminosidad y capacidad de conocimiento.
El yo conoce el objeto externo en virtud de las modificaciones que se
determinan en la psique (buddhi) sobre la que cae su reflejo. Este yo es el testigo, el espectador (sākṣin), el que ve (draṣṭā), pero es inmune respecto de
cualquier modificación, como ocurre con la superficie de un espejo luminoso,
sobre la que se suceden las imágenes proyectadas desde fuera sin modificarlo y
sin producirle mella. Siendo el sujeto que ve, el alma no puede conocerse a sí
misma; tan solo es cognoscible mediante la inferencia. Sin embargo, según
Patañjali, puede manifestarse a los ascetas en un resplandor inmediato (prātibhājñāna), cuando, eliminadas las
pasiones y las tinieblas (rajas y tamas) por el intelecto (buddhi), se refleja en el plano luminoso y sereno (sattva). Aun siendo en sí misma inconsciente, la psique (buddhi), en virtud del reflejo de la luz del yo, se
transforma en instrumento esencial del acto cognoscitivo en cuanto el yo ve
reproducidas en la lucidez que él le otorga las imágenes de las cosas y,
después, en el caso apuntado de intuición especial, incluso la imagen de sí
mismo. De aquí que el yo trascendente como sujeto se reconozca a sí mismo
haciéndose objeto o, mejor dicho, modo de la buddhi en el estado de sattva, en cuanto se refracta en aquél. Ahora bien, este
yo trascendente, en cuanto tal, nunca puede llegar a ser objeto de conocimiento
(Tucci, Giuseppe “Historia de la filosofía hindú”).
Vocabulario
sattva-puruṣayoḥ
atyanta-asaṃkīrṇayoḥ pratyaya-aviśeṣaḥ
bhogaḥ para-arthāt sva-artha-saṃyamāt puruṣa-jñānam
bhogaḥ (la experiencia humana), pratyaya-aviśeṣaḥ (es un conocimiento que no distingue) sattva-puruṣayoḥ atyanta-asaṃkīrṇayoḥ (entre el “sí-mismo-esencial”, completamente puro,
y el puro intelecto); sva-artha-saṃyamāt (al efectuar la contemplación sobre lo que depende
de sí mismo), para-arthāt (distinto de lo que depende de otro), puruṣa-jñānam (conocimiento del “sí-mismo-esencial”)
sattva-: existencialidad, esencia,
esencialidad, entidad; 1) principio mental, luminosidad mental, el aspecto más puro de la
mente; 2) la perfección, la pureza cristalina, la claridad inmaculada, la
completa quietud; 3) la pureza, entendida como uno de los tres principios
fundamentales de la materia (guṇa).
—Aquí, sattva no se refiere a uno de los tres constituyentes
primarios (guṇa), sino a la condición de la mente cuando se conecta
con “la forma más elevada de retorno
al estado original”. Se puede afirmar que se
corresponde con liṅgamātra en el
esquema estructural ontogenético (Feuerstein, Georg “The Philosophy of Classical Yoga”).
puruṣa
(puruṣayoḥ): (m, gen, du) del hombre, del humano, del “sí-mismo-esencial”; 1)
de lo que se asimila al observador o sujeto de las experiencias (dṛṣṭa), a la auténtica naturaleza o naturaleza humana
esencial (ātman), a la conciencia-energía o poder que subyace a la
conciencia (citiśakti) y al ser
interior (adhyātma); 2) de lo
que permanece consciente reflejándose a sí mismo (pratisaṃvedin) en el intelecto (buddhi).
atyanta-: absoluto, perfecto, completo, total.
asaṃkīrṇa (asaṃkīrṇayoḥ): (m, gen, du) puro, sin mezcla; 1) contrario de saṃkīrṇa.
pratyaya-: noción, intención, idea presente; 1)
representación, conocimiento; 2) pensamiento que surge, aparece o se muestra,
es decir, aquello que viene al encuentro de la conciencia, paso final en la
formación gestáltica; 3) denota cualquier contenido de la conciencia,
incluyendo las modificaciones mentales (vṛtti) y el conocimiento trascendente (prajñā).
aviśeṣa
(aviśeṣaḥ): (m, nom, sg) no distinción, indistinto; inconcreto,
indiferenciado o sutil; 1) contrario de viśeṣa.
bhoga
(bhogaḥ): (m, nom, sg) experiencia, disfrute; 1) experiencia,
utilización, uso; 2) goce, placer; 3) representa la diversidad de experiencias
que se encuentran en la vida, ya dolorosas, ya agradables, como antítesis de la
emancipación (apavarga).
para-: supremo, superior, profundo, elevado 1) otro,
diferente, siguiente; 2) indica la idea de ir más allá.
artha (arthāt): (m, abl,
sg) debido a que la intencionalidad, la finalidad o el propósito.
parārtha
(parārthāt): (m, abl, sg) distinto o diferente de lo que existe para otro.
sva-: propiedad, posesión, objeto poseído; 1) (pronombre personal referido al sujeto de la oración) el, su, este;
2) sí mismo, perteneciente al sí mismo, propio, de uno mismo.
artha-: intención,
propósito, significado, sentido; 1)
el significado, el sentido, la "presencia" mental de
aquello a que la palabra se refiere, es decir, objeto de los sentidos estimado,
juzgado, repensado y conceptualizado por el sujeto; 2) a fin de, en orden a;
razón de ser, propósito o intención del objeto; fin, meta, objetivo.
svārtha-: para si mismo,
independiente; 1) lo que depende de sí mismo.
saṃyama (saṃyamāt): (m, abl,
sg) mediante el control, a raíz de mantener unido, con el autocontrol; 1) a partir de la contemplación, la concentración perfecta, el completo sometimiento o el autocontrol total; 2) con la práctica
continuada de concentración (dhāraṇā), meditación (dhyāna) e identificación completa (samādhi) sobre un mismo objeto.
jñāna
(jñānam): (n, nom,
sg) 1) conocimiento, comprensión, experiencia; 2) intuición; 3) gnosis; 4)
estado en que se conoce algo.
Otras
variaciones del texto original:
sattvapuruṣayor
atyantāsaṃkīrṇayoḥ pratyayāviśeṣo
bhogaḥ parārthānya svārthasaṃyamāt puruṣajñānam
sattvapuruṣayor
atyantāsaṃkīrṇayoḥ pratyayāviśeṣo
bhogaḥ parārthātvāt svārthasaṃyamāt puruṣajñānam
sattvapuruṣayor
atyantāsaṃkīrṇayoḥ pratyayāviśeṣo
bhogaḥ parārthānyatvāt svārthasaṃyamāt
puruṣajñānam
Vyāsa — Yoga-Bhāṣya (s. V.)
3.35(154155): buddhi-sattvaṃ
prakhyā-śīlaṃ samāna-sattvopanibandhane rajas-tamasau
vaśīkṛtya sattva-puruṣayānyatā-pratyayena pariṇatam
|
El intelecto
puro (buddhisattva) siempre
busca la luz; rajas y tamas se encuentran asociados con él de forma
inseparable. Cuando éstos son dominados buddhisattva se transforma, gracias a la percepción de que sattva y puruṣa son diferentes.
—Sattva, en la que no existen particularidades, es el
elemento de nuestro intelecto que, siendo lo más parecido a puruṣa, puede captar su reflejo en sí mismo y volver
inteligibles los estados mentales inconscientes. Nuestra vida intelectual consiste de una
serie de ideas o conceptos que brillan; conceptos tras conceptos brillan con la
luz de la pura inteligencia y se desvanecen. Pero cada concepto no es sino una
limitación del puro brillo universal de nuestro conocimiento que subyace a
todas estas formas cambiantes, modificaciones de conceptos o juicios. Esto es
lo que se denomina conocimiento puro en el que no hay conocedor ni conocido.
Este puro conocimiento de objeto sin sujeto difiere de la pura inteligencia o puruṣa únicamente en que está sujeto a sufrir distintas
modificaciones, a medida que el ego, los sentidos, las infinitas concepciones y
percepciones, etc., se conectan con él, mientras que la inteligencia pura
permanece siempre pura e inamovible y jamás es el substrato de cambio alguno.
En este estado, sattva, la
inteligencia, predomina mientras que rajas y tamas se hallan subyugadas (Dasgupta, Surendranath “Yoga as Philosophy and Religion”, pag. 49).
3.35(155): tasmāc ca sattvāt pariṇāmino’tyanta-vidharmā
viśuddho’nyaś citimātrarūpaḥ
puruṣaḥ |
Sattva está
siempre cambiando; absolutamente opuesto en carácter se encuentra puruṣa, del cual solo puede decirse que es pura
conciencia, diferente (a cualquier otra cosa), no depende de nada y no está
contaminado (por los objetos).
3.35(155): tayor atyantāsaṅkīrṇayoḥ
pratyayāviśeṣo bhogaḥ puruṣasya, darśita-viṣayatvāt
| sa bhogapratyayaḥ sattvasya parārthatvād dṛśyaḥ
|
La
experiencia es una idea que no distingue entre estos dos, aunque están
completamente separados, puesto que los objetos se muestran ante puruṣa. Esta (misma) idea de la experiencia (también) es
algo que es visto, pues sattva tiene su razón de ser en la dependencia de otro.
3.35(155): yas tu tasmād viśiṣṭaś
citimātrarūpo’nyaḥ puruṣeyaḥ pratyayas tatra
saṃyamāt puruṣaviṣayā prajñā jāyate |
Efectuando saṃyama en la (otra) idea, sobre lo
que es opuesto (a sattva), sobre la
pura conciencia, diferente
(a cualquier otra cosa) y que no depende de nada, se produce el conocimiento de
puruṣa.
—La mente, que está sujeta a cambio y “lo que
percibe”, que no lo está, están próximos pero son,
sin embargo, de carácter distinto y diferenciado. Cuando la mente es dirigida
hacia el exterior y actúa maquinalmente, dirigiéndose hacia los objetos, hay
placer o dolor. Sin embargo, cuando en el momento adecuado una persona inicia
una indagación sobre la naturaleza misma del vínculo entre “lo que percibe” y la percepción, la
mente es desconectada de los objetos externos y aparece la comprensión de “lo que percibe” (Desikachar, TKV “Yoga-sūtra de Patañjali”).
3.35(155): na ca puruṣa-pratyayena buddhi-sattvātmanā
puruṣo dṛśyate | puruṣa eva taṃ pratyayaṃ
svātmāvalambaṃ paśyati | tathā hy uktam—vijñātāram
are kena vijānīyāt [bṛ.ā.u. 2.4.14] iti ||35||
Esto no
quiere decir que puruṣa sea contemplado como otra idea sobre puruṣa, la cual —por el hecho de ser una idea— tendría la
naturaleza de la mente. Es puruṣa quien ve la idea que depende de sí misma. Y así se
ha dicho: “¿a través de
qué se podría realmente conocer al conocedor?”
—Puesto que puruṣa trasciende
totalmente a prakṛti y la experiencia ocurre siempre en el campo de prakṛti, el puruṣa no
puede ser el experimentador. La experiencia se produce debido a avidyā cuando no se hace distinción, sino identificación
entre puruṣa y la conciencia condicionada (sattva). Tenemos,
pues, que la conciencia pura del puruṣa es, en
verdad, diferente a la percepción en el campo de prakṛti, aunque
parece indistinguible. Entonces, ¿cómo separar las dos para obtener el conocimiento de puruṣa? El método
prescrito en este sūtra es el de
practicar saṃyama sobre la
diferenciación entre el propósito escondido en el contenido mental y el
propósito del puruṣa mismo. El
contenido mental le interesa “al otro”, a prakṛti, del cual
es producto. La conciencia del puruṣa le interesa
al puruṣa mismo. No tiene ningún interés o motivo ulterior,
pues el puruṣa es eterno, inmutable y autosuficiente. Sobre esta
distinción tan sutil se puede practicar saṃyama y, de este modo, es posible disolver el contenido
mental, aparentemente homogéneo, en sus dos componentes: sattva, que
refleja la conciencia del puruṣa, y la conciencia misma del puruṣa (Taimni,
I.K. “La ciencia de
—No hay que confundir al espíritu con su sombra en el espejo de la
materia. Todo lo que es material está compuesto de partes, y todo compuesto
existe para el fin de otro. Hay que fijarse en lo que solo existe para su
propio fin. Por esto, se debe realizar sin la ayuda de ningún objeto, ni aún el
más sutil o transparente (Gardini, Walter “Yoga
clásico”).
—Hay que tener en cuenta que el conocimiento del puruṣa que propone
este sūtra no es el conocimiento final del puruṣa que lleva a
la disolución de la mente y a la liberación, sino una contemplación mental del puruṣa. Se conoce
la imagen mental del puruṣa pero no el puruṣa. La
percepción intelectual del puruṣa no lo revela nunca, sino solo su reflejo en el
espejo de la mente. El conocimiento del puruṣa al cual se
hace referencia aquí es, por lo tanto, la buddhi
contemplándose a sí misma iluminada por el resplandor de la conciencia. La
visión del puruṣa en sí mismo, la liberación, no es un estado mental,
ni un modo de conocimiento que se pueda conseguir por medio de la mente (Pujol,
Oscar “Yogasūtra”, pag. 287).
Bhoja — Rāja-Mārtanda (1018-1060)
||3.35||
sattvaṅ prakāśasukhātmakaḥ prādhānikaḥ
pariṇāmaviśēṣaḥ puruṣō
bhōktā.dhiṣṭhātṛrūpaḥ.
tayōratyantāsaṅkīrṇayōrbhōgyabhōktṛrūpatvāccētanācētanatvācca
bhinnayōryaḥ pratyayasyāviśēṣō
bhēdēnāpratibhāsanaṅ tasmātsattvasyaiva kartṛtāpratyayēna
vā sukhaduḥkhasaṅvitsa bhōgaḥ. sattvasya
svārthanairapēkṣyēṇa parārthaḥ puruṣārthanimittastasmādanyō
yaḥ svārthaḥ puruṣasvarūpamātrālambanaḥ
parityaktāhaṅkārasattvē yā cicchāyāsaṅkrāntistatra
kṛtasaṅyamasya puruṣaviṣayaṅ
jñānamutpadyatē. tatra tadēvaṅ rūpaṅ
svālambanaṅ jñānaṅ sattvaniṣṭhaḥ puruṣō
jānāti na punaḥ puruṣō jñātā jñānasya
viṣayabhāvamāpadyatē,
jñēyatvāpattērjñātṛjñēyayōścātyantavirōdhāt.
Saṃyama a lo que es para otro y a lo que es para sí, surge el conocimiento
del sí mismo. La luminosidad es un proceso de transformación (pariṇāma) particular perteneciente a la Naturaleza
Primordial en tanto que causa primera (pradhāna), cuya esencia son el esplendor y la felicidad. El
sí mismo es el disfrutador, bajo el aspecto de gobernante de ella. Su
separación, el que no estén nunca mezclados, se deduce del hecho de que la una
sea lo disfrutado y el otro el disfrutador, y de que el uno sea inteligente y
la otra no inteligente. Este es el sentido. La fruición (bhoga), en tanto que existencia, consiste en la carencia
de diferenciación respecto de ellos, es decir, en no considerarlos como
diferentes. Por eso, la fruición consiste en toda sensación de placer o de
dolor, en la idea de que la cualidad pura (sattva) es la que actúa, sin tener en cuenta que la
cualidad pura no existe para sí, sino para otro, es decir, en beneficio del sí
mismo. Diferente de esto es lo que es para sí, que tiene su fundamento sólo en
la forma propia del sí mismo y que, una vez abandonada la idea del yo (ahaṃkāra), consiste en la transmisión de la sombra o reflejo
(chāyā) del intelecto puro (cit) a la cualidad pura o luminosidad (sattva). Al practicar el saṃyama en relación a esto, surge el conocimiento respecto
del sí mismo. Entonces, el sí mismo, al relacionarse con la cualidad pura, sabe
que el conocimiento que es su propio fundamento se presenta bajo este aspecto.
Y, sin embargo, el sí mismo, que es el conocedor, no sufre su conversión en
objeto del conocimiento por el hecho de que sea posible su cognoscibilidad,
porque existe una contradicción entre el hecho de ser el conocedor y el hecho
de ser cognoscible.
Śaṅkara — Yoga-Bhāṣya-Vivaraṇa (s. VIII-XIV?)
Sattva es la mente (citta). Puruṣa es el experimentador (bhoktṛ); de estos dos, que son de una condición
absolutamente opuesta y de existencias completamente separadas, la experiencia
del puruṣa es una idea que no los distingue, que los considera como la misma
cosa. Sattva siempre cambia porque se compone de los tres guṇa, es pasajero, depende de otro y
no es consciente. Puruṣa no depende de nada, puesto que no experimenta ningún cambio.
Objeción: pero si puruṣa se convierte en objeto de una idea y se llega a
conocer a sí mismo con ella, entonces puruṣa existirá dependiendo de ella.
Respuesta: una idea de puruṣa como objeto sería esencialmente buddhisattva, y la mente (buddhi) no es consciente en sí misma. Se trata del puruṣa que
contempla una apariencia de sí mismo. El establecimiento de la idea en puruṣa es, de
hecho, el establecimiento de la apariencia de puruṣa; no es que la idea resida en puruṣa. Igual que
un espejo colocado frente a un rostro toma la apariencia del rostro, así la
mente (citta) se modifica a la forma del puruṣa, toma su apariencia, que es lo que resulta
percibido por puruṣa. Puruṣa nunca presenta dependencia de otro.
Objeción: al igual que la visión, al chocar en la superficie
del espejo y verse reflejada, resulta el perceptor del rostro, así también puruṣa, al chocar
con la mente (citta) y reflejarse, debería percibirse a sí mismo.
Respuesta: no, pues puruṣa no cambia y siendo invariable no tiene posibilidad
de ir hacia la mente y regresar de ella.
No,
realmente la visión hace surgir la percepción del rostro por medio de la
reflexión, pues el rostro se experimenta y localiza dentro del perímetro del
espejo. El rostro en sí, sin embargo, no se encuentra localizado dentro del
espejo. Más aún, se adapta al espejo. Por ejemplo, un rostro reflejado en una
espada se ve alargado sin serlo realmente. Si la percepción se efectuase
realmente a través de la visión reflejada, sería ilógico que se adaptase al
espejo.
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