Yoga Sūtras
Aforismos
sobre Yoga de Patañjali
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Actualizado: marzo 2024
Pātañjalayogaśāstra
(tatra pratyayaikatānatā dhyānam)
119.
Dhyāna es el
sostenimiento prolongado de las ideas que se presentan en el estado de dhāraṇā. Dhyāna es un flujo de ideas que
surgen de forma continua y coherente, sin ser perturbadas por otras, en
relación al soporte del objeto de concentración en ese punto.
तत्र प्रत्ययैकतानता ध्यानम्॥२॥
tatra pratyayaikatānatā dhyānam ||2||
La meditación es el sostenimiento prolongado de las ideas [que
se presentan en el estado de concentración]
(Traducción
propia)
(Otras
traducciones)
Vyaas Houston |
La unidireccionalidad de un pratyaya ahí (en el punto focal
escogido) es dhyāna-meditación |
Georg Feuerstein |
La unidireccionalidad (eka-tānatā) de las ideas
[presentes en la conciencia] con respecto a ese [objeto de concentración] es
meditación (dhyāna) |
Christopher Chapple y Yogi Ananda
Viraj |
La extensión ahí de la intención es
meditación |
P. V. Karambelkar |
(1) Ahí (en ese punto), (2) ahí (en
el proceso de dhāraṇā),
dhyāna es (tener) una sujeción
continua a la experiencia de un (único sujeto) |
James Haughton Woods |
La concentración de la idea que se presenta
en ese [lugar] es contemplación |
30. Phulgenda Sinha |
La incesante implicación de la mente
hacia el objeto (de concentración) es Dhyāna
(Meditación) |
Emilio García Buendía |
(Estando) allí, la meditación (es) la
continuidad única (en esa) idea |
Oscar Pujol |
La meditación es la continuidad
perceptiva en ese mismo punto |
Chip Hartranft |
En la absorción meditativa todo el
flujo perceptivo se alinea con el objeto elegido |
Vocabulario
tatra pratyaya-eka-tānatā dhyānam
tatra (ahí), dhyānam (la meditación) pratyaya-eka-tānatā (es el sostenimiento prolongado de las ideas)
tatra: ahí, en
aquello, en eso, allí, en ese caso, en esa ocasión, de acuerdo a algo.
pratyaya-: noción,
intención, idea presente; 1) representación, conocimiento; 2) pensamiento que
surge, aparece o se muestra, es decir, aquello que viene al encuentro de la
conciencia, paso final en la formación gestáltica; 3) denota cualquier
contenido de la conciencia, incluyendo las modificaciones mentales (vṛtti) y el
conocimiento trascendente (prajñā).
eka-: uno, solo,
solitario, único.
tānatā: (f, nom, sg)
extensión, alargamiento.
ekatānatā: (f, nom, sg)
continuidad,
sostenimiento prolongado, flujo unidireccional constante.
dhyāna
(dhyānam): (n, nom, sg) meditación, contemplación; 1) flujo unidireccional de la mente
en torno a un objeto; 2) séptimo componente
del yoga de ocho pasos (aṣṭāṅga).
Vyāsa — Yoga-Bhāṣya (s. V.)
3.2(119):
tasmin deśe dhyeyālambanasya
pratyayasyaika-tānatā sadṛśaḥ
pravāhaḥ pratyayāntareṇāparāmṛṣṭo
dhyānam ||2||
La meditación (dhyāna) es un flujo de ideas que
surgen de forma continua y coherente, sin ser perturbadas por otras, en
relación al soporte del objeto de concentración en ese punto (mencionado en el
comentario del aforismo anterior).
—Una vez que la mente ha sido
fijada en un punto cualquiera, el yoguín debe esforzarse porque en su mente se
mantenga un solo contenido, una sola experiencia cognoscitiva, porque una sola
cosa llegue a la conciencia: la representación, la idea, la vivencia o
sentimiento, la sensación, la imagen que él ha elegido como punto de apoyo,
rechazando cualquier representación o vivencia diversa y diferente. El yoguín
debe estar experimentando una sola cosa: la percepción de un solo y único
sentimiento (Tola y Dragonetti “La Filosofía Yoga”).
—Una vez que la mente ha sido
fijada en un punto cualquiera mediante la dhāraṇā, el yoguín debe
esforzarse porque en su mente se mantenga un solo contenido, rechazando
cualquier idea o vivencia diversa o diferente que se inmiscuya. Y, además,
enfocando, por decir así, ese solo y único contenido en el punto elegido en la dhāraṇā. El dhyāna es
un acto de atención dirigido a un objeto cualquiera (Tola y Dragonetti, “Yogasūtras
de Patañjali”).
—La concentración se transforma en meditación prolongando la
atención sobre el objeto, durante la cual la captación del objeto es directa —instantánea,
nueva e inolvidable. Tal interacción entre objeto y sujeto deja una profunda
impresión que reemplaza la comprensión basada en la memoria y el pasado. El
movimiento desde la dispersión mental hasta la concentración es progresivo. El
paso de la concentración a la meditación, sin embargo, es repentino e
instantáneo, creando una ruptura en la decreciente curva de actividad mental.
La meditación es una interacción entre lo interno y lo externo, expresada
mediante un destello de conocimiento sobre el objeto elegido (Bouanchaud,
Bernard “The Essence of Yoga”).
—En la expresión técnica pratyaya—ekatānatā,
se halla implícito el hecho de que dhyāna es, por decirlo así, una continuación lineal de ekāgratā tal como se alcanza con la
técnica de dhāraṇā.
Incluso aunque la absorción meditativa es una evolución de dhāraṇā, se trata realmente de un
estado mental con características distintivas propias. Mientras que en dhāraṇā la mente permanece como si
estuviera sujeta en un espacio restringido, dhyāna constituye la continuación en tal estado de restricción de
tal forma que la experiencia correspondiente permanece uniforme y homogénea a
pesar de las posibles variaciones de la situación externa e interna
(Feuerstein, Georg “The Philosophy of Classical Yoga”).
—Pratyaya (ideación) es el término general dentro del cual los vṛttis son
solo una subcategoría. La razón de esta sugerencia es que según II.11,
los vṛttis deben
conquistarse mediante la meditación (dhyāna). Ahora bien, si esto es así, ¿qué son las prajñās (intuiciones de sabiduría) que
surgen en los diferentes estados de saṃprajñātasamādhi? Claramente son actividades
mentales, aunque de una naturaleza mucho más refinada que los vṛttis. Por tanto, las actividades
mentales son dos tipos de pratyaya: (i) fluctuaciones groseras, que Patañjali denomina vṛttis, y (ii) fluctuaciones sutiles,
que por deducción, denominamos prajñās. Los vṛttis se controlan con la meditación
(II.11),
mientras que los prajñās (como
en saṃprajñātasamādhi) se controlan con el asaṃprajñātasamādhi. Las semillas kármicas (bījas) en las profundidades de la
mente se eliminan finalmente con la perfección de asaṃprajñātasamādhi, dando lugar al dharmameghasamādhi
(Feuerstein, Georg –Konchog— Traditional Yoga
Studies).
—La prolongada y profunda
concentración lleva al estado de absorción meditativa, o dhyāna, en
el cual el objeto se mantiene en la mente y llena todo el espacio de la
conciencia. Todas las ideas que aparecen (pratyaya) giran alrededor del objeto de
concentración y se acompañan de una emotiva disposición que puede ser descrita
como “serenidad”, “paz” o “calma”. No hay pérdida de lucidez, sino que más bien
el sentido de alerta parece intensificarse (Feuerstein, George “Textbook of Yoga”).
—Según J.W. Hauer, dhyāna es
un dhāraṇā profundizado y creativo, durante el cual el objeto interno
se ilumina mentalmente. La estricta concentración de la conciencia en un objeto
se suplementa ahora con una contemplación observadora de su auténtica
naturaleza. El objeto esta, por decirlo así, colocado ante la conciencia
contemplativa en todos sus aspectos y se percibe como un todo. Se examinan sus
distintas características hasta que se comprende su auténtica naturaleza y se
vuelve trasparente... Esto se acompaña de una cierta disposición emotiva.
Aunque la facultad de razonamiento se agudiza y clarifica, sería erróneo pensar
que dhyāna es
simplemente un proceso lógico-racional: el que contempla debe penetrar el
objeto con todo su corazón, dado que él mismo es el máximo interesado en la
experiencia espiritual que le conducirá a la participación óntica y a la
emancipación de todos los impedimentos y ataduras restrictivas (Feuerstein,
Georg “The Philosophy of Classical Yoga”).
—La diferencia entre dhāraṇā y
dhyāna es que dhāraṇā se ocupa más de la eliminación
de las ondas de pensamiento fluctuantes a fin de alcanzar la concentración
unidireccional; en dhyāna,
el énfasis radica en el mantenimiento de una observación contemplativa regular
y profunda (Iyengar, BKS “Luz sobre los Yoga Sūtras de Patañjali”, p.
260).
—La sintonicidad con el acto
único de experimentación del vacío puro del espacio se llama dhyāna.
Cuando todas las otras experiencias se funden en una sola experiencia del vacío
total del espacio, el tiempo llega a detenerse. El movimiento temporal es
significado por una sucesión de experiencias que llegan una tras otra. Cuando
esta sucesión se disuelve en una experiencia única del espacio vacío, dentro y
fuera el tiempo debe llegar necesariamente a detenerse. Esto es dhyāna
(Desphande, P.Y. “El auténtico Yoga”).
—Dhyāna es una corriente de
pensamiento unificado; y según Vyāsa, es un continuum del esfuerzo
mental para asimilar el objeto de la meditación, libre de cualquier otro
esfuerzo de asimilación de otros objetos; según Vijñāna Bhikṣu,
cuando en el punto donde se ha practicado el dhāraṇā, el
espíritu consigue mantenerse bastante tiempo ante sí mismo, bajo la forma del
objeto de meditación, sin ninguna interrupción provocada por la intrusión de
otra función, entonces se llega al dhyāna. [Meditación yogui con
respecto al fuego: (la meditación comienza por la concentración, el dhāraṇā,
sobre algunas brasas ardientes que se encuentran delante del yogui); no
solamente aquella revela al yogui el fenómeno de la combustión y su sentido
profundo, sino que además le permite: (i) identificar el proceso fisicoquímico
que se opera en la brasa al proceso de combustión que tiene lugar en el
interior del cuerpo humano; (ii) identificar este
fuego al fuego solar, etc.; (iii) unificar el
contenido de todos esos fuegos, con el fin de obtener una visión de la
existencia considerada como “fuego”; (iv) penetrar en
el interior de ese proceso cósmico, ya hasta el nivel astral (sol), ya hasta el
nivel fisiológico (el cuerpo humano), ya hasta el nivel infinitesimal (la
partícula de fuego); (v) reducir todos esos niveles a una modalidad común a
todos, o sea la prakṛti considerada como “fuego”; (vi) “dominar”
el fuego interior, merced al prāṇāyāma, al
suspender la respiración (respiración = fuego vital); (vii)
finalmente, extender, gracias a una nueva “penetración”, este “dominio” a la
brasa que está en ese momento delante de él (porque si el proceso de combustión
es idéntico a través de todo el universo, todo “dominio” parcial de ese proceso
conduce infaliblemente a su “dominio” total)] (Eliade, Mircea “Yoga,
inmortalidad y libertad”).
—En dhyāna
cuando estamos interesados en una cosa especial y empezamos a investigarla, hay
una unión entre yo mismo y esta cosa; esto es, hay una comunicación perpetua y
continua entre mi mente y el objeto. Si hay esta comunicación, es dhyāna. Dhāraṇā es el contacto. Dhyāna es la comunicación
(Desikachar, TKV “Yoga”).
—Centrada la mente en un objeto
con el dhāraṇā, se pasa
de un modo natural a una exploración, que es una etapa en el progreso de la
memoria hacia la intuición. La posición ante el objeto ya no es pasiva,
recurriendo a una captación dinámica del mismo. El objeto puede ser explorado
en cuanto a su forma, tamaño, color, respuesta a los diversos sentidos, si se
trata de un objeto exterior neutro, o bien se desplegará en sus contenidos
lógicos o emocionales si el objeto es una verdad, una idea filosófica o una
virtud moral. En ambos casos la mente sigue la senda de la identificación. La
meditación no es discursiva en el sentido de tránsito de un tema a otro ya que
el raciocinio supondría desencadenar los mismos procesos que se intenta
paralizar. Si el objeto es un principio filosófico o religioso, podrá haber un
discurso o análisis previo a fin de acumular datos. Pero tales recursos deben
quedarse como prolegómenos que más tarde sirvan de ambientación, como música de
fondo que paulatinamente va apagándose (Moreno Lara, Xavier “El Yoga clásico”).
—Dhyāna es el caudal unificado del
pensamiento, continuum mental que
excluye toda tensión para asimilar el objeto de la meditación sin esforzarse
por asimilar otros distintos. En ningún momento el continuum intenta precisarse y enriquecerse con asociaciones,
analogías, símbolos, etc. Sin embargo, este estado puede interrumpirse por
medio de estímulos externos de intensidad suficiente. La “centración” no es un
esfuerzo tenso “muy voluntarista”, sino que se trata de un proyecto de fondo,
de una paciencia que consiste en atraer incesantemente al campo de la
conciencia aquello sobre lo que uno desea centrarse. Es una focalización
deliberada que hay que renovar y examinar constantemente a causa de la
tendencia espontánea a la dispersión. Hay que escapar por un tiempo, no solo de
la acción “vigente” en el exterior, sino de la reflexión dialéctica y de la
ensoñación de los momentos vacíos (Auriol, Bernard “El Yoga y la psicoterapia”).
—Generalmente se considera que
en dhāraṇā el flujo de jñāna es como las gotas de lluvia, mientras que en dhyāna es
continuo como un chorro de miel o de aceite (Shankar Bhattacharya, Ram “Yoga
Institute Magazin”).
—Oberhammer identifica cuatro tipos de meditación en el Patanjalayogaśāstra. El primero es un movimiento
a partir de la reducción de los contenidos de la conciencia hacia la ilimitada
autoconciencia de la auténtica naturaleza del sujeto (puruṣa). La segunda es similar, pero
teísta: el “sí-mismo-individual” se llega a identificar con un dios personal (īśvara, iṣṭadevatā) por medio de la meditación y
el mantra. En el tercer tipo de meditación, conocido como samāpatti, el objeto de meditación que
se rememora desplaza completamente al objeto visible, sutilizándolo hasta el
punto que se alcanza el estado de materia primordial (prakṛti), según la emanación
jerárquica de la filosofía sāṃkhya. De esta forma se disminuye la identificación del “sí-mismo”
con la existencia material, acercándose así a la liberación en la muerte. El
cuarto tipo de meditación apunta al cultivo de poderes mágicos en vez de a la
liberación (Mallinson, James “Roots of Yoga”, pag. 289).
—A menudo sucede que las ideas
que surgen en la mente en la primera parte de dhāraṇā, correspondientes al savitarka
samāpatti, se
asocian con asuntos no deseados o negativos… Cuando se superan este tipo de
pensamientos negativos (vitarka) mediante el proceso de meditación, el sādhaka entra en una parte más
avanzada de dhāraṇā,
que es el nirvitarka samāpatti,
en la que el aspecto negativo o vaitarkika de los pensamientos se elimina casi totalmente. Este nirvitarka
samāpatti es
la región divisoria, o “tierra de nadie”, entre los subestadios o partes de dhāraṇā: savitarka y savicāra
samāpatti.
Una vez que citta (es
decir, sus saṃskāras
o el almacén de smṛti
= karmāśaya) se vacía totalmente de saṃskāras negativos, es decir, se
purifica de vitarkas o
trasciende la esfera de los vitarkas, se inicia la esfera de los vicāras, es decir, de los pensamientos positivos. Este es el savicāra
samāpatti que
es una parte o subparte de dhāraṇā. A medida que citta profundiza en su viaje
interior, los vicāras
también se debilitan y finalmente se extinguen. Este es el nirvicāra
samāpatti que
forma la última parte o subetapa de dhāraṇā… La actividad mental finaliza
aquí. A partir de ahora citta
solo tiene conciencia o sensación de alegría o felicidad y más delante de pura
existencia, indicada en el sūtra I.17 por los términos ānanda y asmitā, respectivamente. De acuerdo
con el sūtra I.46, los cuatro
samāpattis culminan en el samādhi, mientras que en los sūtras III.1-3, entre dhāraṇā y samādhi se encuentra el estado de dhyāna. Por ello se infiere que el
estado de dhyāna,
tal como se define en III.2, se logra en algún momento en la
última parte del proceso de nirvicāra samāpatti. La definición de dhyāna es pratyaya
ekatānatā,
es decir, el conocimiento continuado y sostenido de una experiencia muy precisa
y uniforme acerca del objeto de meditación. Esta conciencia sobre el objeto
debe ser tan exactamente uniforme e igual a lo largo del proceso de dhyāna que no debe apreciarse la más
pequeña variación en la conciencia o conocimiento del objeto. Evidentemente,
esto supondrá una conciencia pura sobre la existencia bienaventurada del
objeto, lo cual quiere decir que, durante dhyāna, no puede haber actividad mental alguna en relación con el
objeto, puesto que cualquier pensamiento podría implicar alguna ligera
variación de este estado. Si sucede tal alteración se interrumpirá pratyaya
ekatānatā,
es decir, se interrumpirá dhyāna y se volverá al estado de dhāraṇā. En conclusión, dhyāna se logra cuando nirvicāra samāpatti está próximo a su perfección. Este estado sin
pensamientos, de conciencia libre de ideas sobre el objeto de meditación,
persiste durante un cierto tiempo. Finalmente se transforma en sabīja
samādhi, tal
como se indica en los sūtras
III.3
y III.8.
En este proceso se deduce que dhāraṇā culmina y se transforma en dhyāna, lo cual se indica mediante la
palabra tatra en
el sūtra III.2… Este dhyāna, según Patañjali, es un estado
muy preciso sobre la experiencia (pratyaya) y comprensión o conocimiento (jñāna) del objeto escogido... Esta
actividad contemplativa incluye los vikalpas śabda
(palabra), artha
(significado) y jñāna
(conocimiento), de acuerdo con el sūtra I.42, y se trata de un proceso que, según lo
describe Patañjali, pertenece a la
categoría de las samāpattis savitarka
y savicāra (Karambelkar, Dr. P.V. “Pātañjala
Yoga Sūtra”, pag. 348-353).
—Según Patañjali hay una
especie de avidez por los objetos que S. Lindquist considera ser el principio
de una hipnosis sugestiva real. Lindquist y Jacobi suponen que dhyāna es un incremento en la
espiritualización de dhāraṇā.
Si suponemos que el objeto interno —una imagen concreta, es la
espiritualización de un objeto externo, entonces la esencia de dhyāna no se ha expresado
adecuadamente. Dhyāna
es el aislamiento del impulso procedente de un objeto concreto, una
restricción, de los diversos impulsos procedentes de distintas fuentes hacia el
impulso procedente de una única fuente. A partir de esta fuente única los
impulsos fluyen en una corriente. Es un flujo de corriente de impulsos aislados
en la que no fluye ningún otro impulso central (Janacek, Adolf “El significado de pratyaya en los
Yogasutras de Patañjali”, pag. 51).
Bhoja — Rāja-Mārtanda
(1018-1060)
||3.2|| tatra tasminpradēśē
yatra cittaṅ dhṛtaṅ tatra
pratyayasya jñānasya yaikatānatā visadṛśapariṇāmaparihāradvārēṇa
yadēva dhāraṇāyāmālambanīkṛtaṅ
tadālambanatayaiva nirantaramutpattiḥ
sā dhyānamucyatē.
Hacia allí, en ese sitio en donde ha quedado fijada la
mente. De una idea, es decir del conocimiento. Esa sola proyección, o
enfilamiento (ekatānatā), lograda a
través de la eliminación de los procesos de transformación no análogos, lo cual
tiene su soporte justamente en la concentración y se produce
ininterrumpidamente en base a este soporte, es llamada meditación.
caramaṅ yōgāṅgaṅ samādhimāha
--
Describe ahora
el énstasis, el último de los componentes del yoga.
Śaṅkara —
Yoga-Bhāṣya-Vivaraṇa (s. VIII-XIV?)
Mientras que en dhāraṇā hay
perturbación con otras ideas sobre el objeto, incluso aún con la mente
establecida solo en dicho objeto —si se trata del sol, también son objetos de
concentración su órbita y su brillo extremo, pues la mente funciona en tal
localización como un proceso mental puro—, no sucede así con dhyāna, pues solo
existe un flujo sobre la misma idea, no perturbada por ideas de otra clase.
© Yogadarshana – Yoga y
Meditación