Yoga Sūtras
Aforismos sobre Yoga de Patañjali
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junio, 2024
Pātañjalayogaśāstra (puruṣārthaśūnyānāṃ
guṇānāṃ pratiprasavaḥ kaivalyaṃ,
svarūpapratiṣṭhā vā citiśaktir iti)
204. Se ha dicho que el aislamiento
trascendental surge cuando finaliza la actividad de los
constituyentes
fundamentales de la mente.
A continuación, se va a determinar su naturaleza. Finalmente, la involución
de los constituyentes fundamentales de la mente, desprovistos de todo sentido
para puruṣa, es el aislamiento
trascendental de la pura observación, el establecimiento en sí misma de la pura
conciencia. El aislamiento trascendental supone la involución de los
constituyentes fundamentales de la mente, cuya esencia es causa y efecto, una
vez que la experiencia y la liberación, que eran los objetivos de puruṣa, han sido alcanzados.
También supone el aislamiento de la pura conciencia, no conectada ya con el
puro intelecto, debido al establecimiento en sí misma. Su permanencia en tal
estado de soledad es el aislamiento trascendental.
Vyāsa — Yoga-Bhāṣya (s. V.)
4.34(207): guṇādikāra-krama-samāptau kaivalyam
uktam | tat-svarūpam avadhāryate—
Se ha dicho que el aislamiento trascendental surge cuando finaliza la
actividad de los
guṇas. A
continuación, se va a determinar su naturaleza.
पुरुषार्थशून्यानां
गुणानां प्रतिप्रसवः
कैवल्यं स्वरूपप्रतिष्ठा
वा चितिशक्तिरिति॥३४॥
puruṣārthaśūnyānāṃ
guṇānāṃ pratiprasavaḥ kaivalyaṃ,
svarūpapratiṣṭhā vā citiśaktir iti
Finalmente, la
involución de los constituyentes fundamentales de la mente, desprovistos de todo sentido
para el “sí-mismo-esencial”, es el aislamiento trascendental [de la pura observación], el
establecimiento en sí misma de la pura conciencia (de “lo-que-observa” o “sí-mismo-esencial”)
(Traducción propia)
(Otras traducciones)
Vyaas
Houston |
El pratiprasava-retorno al origen de los guṇas, desprovistos de sentido para puruṣa–el sí mismo es el kaivalya, o establecimiento en su propia esencia (svarūpa) de citi-śakti–el poder de la conciencia (de puruṣa–el sí mismo / draṣṭṛ-el veedor) |
Georg
Feuerstein |
La involución (pratisarga) de los constituyentes (guṇa), [que ahora están] desprovistos de propósito para el Sí mismo, es [lo que se denomina] la soledad [del Poder de observación], o el establecimiento del Poder de la Conciencia (citi-śakti) en su forma esencial. Fin |
Christopher
Chapple y Yogi Ananda Viraj |
El retorno al origen de los guṇas, desprovistos de propósito para puruṣa, es el kaivalyam, el establecimiento en su propia forma y el poder de la conciencia elevada |
P.
V. Karambelkar |
El pratiprasava (involución) de los guṇas, que están (ahora) desprovistos de sentido para puruṣa, (es) kaivalya, (que es) el restablecimiento (de los principios primordiales, es decir, prakṛti y puruṣa) en su propio estado o (que es) la potencialidad de citi (=la fuente de la conciencia en condición latente). Fin |
James
Haughton Woods |
El aislamiento es la generación inversa de los aspectos, desprovistos ya de un propósito para el Sí mismo, o la Energía de la Inteligencia establecida en sí misma |
Emilio
García Buendía |
La involución de los elementos constituyentes de la naturaleza, vacíos de su finalidad para la consciencia pura, (es) el aislamiento, la capacidad de ver asentada en su propia naturaleza |
Oscar
Pujol |
Para concluir: el aislamiento es la involución de los constituyentes, que no cumplen ningún objetivo en relación con el puruṣa, o también la energía de la conciencia asumiendo su propia forma |
Chip Hartranft |
Cuando el yogui reconoce que las cualidades fundamentales de la naturaleza son irrelevantes para la pura conciencia y percibe cada una de sus transformaciones en el momento de su aparición, la libertad está a su alcance, el poder de la pura percepción se alza entonces en solitario, asentado en su propia naturaleza. Eso es todo |
Vocabulario
puruṣa-artha-śūnyānāṃ guṇānāṃ
pratiprasavaḥ kaivalyaṃ svarūpa-pratiṣṭhā
vā citi-śakteḥ iti
iti (finalmente),
kaivalyaṃ (el aislamiento trascendental de la pura
observación) guṇānāṃ
pratiprasavaḥ (es la
involución de los constituyentes fundamentales de la mente), puruṣa-artha-śūnyānāṃ (desprovistos de sentido para el “sí-mismo-esencial”), vā (o también)
svarūpa-pratiṣṭhā (el establecimiento en sí misma) citi-śakteḥ (de
la pura conciencia)
puruṣa-: hombre, humano, el “sí-mismo-esencial”; 1) se asimila al observador o sujeto de las experiencias (dṛṣṭa), a la auténtica naturaleza o naturaleza humana
esencial (ātman), a la conciencia-energía o poder que subyace a la
conciencia (citiśakti) y al ser
interior (adhyātma); 2) lo
que permanece consciente reflejándose a sí mismo (pratisaṃvedin) en el intelecto (buddhi).
artha-: intención,
propósito, significado, sentido; 1)
el significado, el sentido, la "presencia" mental de
aquello a que la palabra se refiere, es decir, objeto de los sentidos estimado,
juzgado, repensado y conceptualizado por el sujeto; 2) a fin de, en orden a;
razón de ser, propósito o intención del objeto; fin, meta, objetivo.
śūnya
(śūnyānāṃ): (m, gen, pl) privados de algo, desprovistos de algo.
guṇa
(guṇānāṃ): (m, gen, pl) de los hilos, de las hebras; 1) de las propiedades, de
las cualidades; 2) de los constituyentes primarios, de los elementos
fundamentales de la materia (prakṛti).
pratiprasava (pratiprasavaḥ): (m, nom, sg) flujo
a la contra, vuelta al estado original, proceso de involución, contra
actividad.
kaivalya (kaivalyaṃ): (n, nom,
sg) aislamiento completo, soledad trascendental, abstracción; 1) capacidad del sí-mismo-esencial para la observación continua,
cuando tal observación se presenta sin pensamiento alguno, es decir, “en
soledad”; 2) estado de completa cesación como
consecuencia de la desaparición de la ignorancia esencial (avidyā) y de la conexión (saṃyoga) entre el
observador y lo observado; 3) existencia absoluta o sin
condiciones en la cual el aspecto más puro de la mente (sattva) y el
sí-mismo-esencial (puruṣa) alcanzan la misma pureza; 4) estado de soledad trascendental del
observador (dṛś) en el cual los constituyentes fundamentales de la naturaleza (guṇas)
han involucionado y se hallan desprovistos de todo sentido; 5) estado en que la
energía subyacente a la conciencia (citiśakti) se halla establecida en si misma; 6) estado similar a la liberación a
través de las experiencias (apavarga), autorrealización (mokṣa
),
liberación espiritual (mukti), cuarto estado o estado
trascendental de la conciencia (turīya) y estado de cesación de todo deseo (nirvana).
—Aunque ambos se traducen como liberación, hay que
hacer una distinción entre apavarga y kaivalya. Mientras
que apavarga se refiere
al estado de liberación en relación con los objetos conocibles (II.18), kaivalya se refiere al mismo estado en relación con puruṣa (II.25)
(Hariharānanda Āranya,
Swami “Yoga
philosophy of Patañjali”).
—Kaivalya es el estado de perfección absoluta y de
aislamiento espiritual. Algunos autores lo traducen con el neologismo “esolación” (semejante a estar a solas con el “solo” plotiniano), en lugar de aislamiento (semejante al previo
despojamiento ascético) (Masson-Oursel, Paul “El Yoga”).
—El aislamiento (kaivalya), según Olivier Lacombe, es un estado de
experiencia espiritual en forma de conocimiento experimental del propio sí
mismo en cuanto libre de la naturaleza material, estado al que se llega por la
vía del conocimiento desnudo (Moreno Lara, Xavier “El
Yoga clásico”).
—Kaivalya es el estado de supremo aislamiento que es
intrínseco a la mónada vital (puruṣa) alejada de
todos los procesos de la materia (prakṛti) que perpetúan el yo y son la vida misma del cuerpo
y del alma. Kaivalya es el estado de alguien que es kevala, adjetivo que significa “peculiar, exclusivo, aislado,
solo; puro, simple, sin mezcla ni compañía de ninguna especie; desnudo, no recubierto”, y al mismo tiempo significa “completo,
entero, absoluto, perfecto” (kevalajñāna, por ejemplo, significa “conocimiento absoluto”). En consecuencia, kaivalya es el “perfecto aislamiento, la emancipación final, la exclusividad y el
desapego”, y, también, “perfección,
omnisciencia y bienaventuranza” (Zimmer, H. “Filosofías de
—El término sánscrito kaivalya expresa
acertadamente el concepto de liberación en Yoga clásico, en el sentido de
aislamiento de la totalidad de la existencia no sensible. Esta concepción de
emancipación es del tipo de videhamukti o “liberación incorpórea”, es decir,
coincidente con la muerte física y psíquica del individuo (Feuerstein, George “Textbook of Yoga”).
—"La
soledad" no es el aislamiento del que ve (draṣṭṛ, puruṣa) separado de lo que es visto (dṛśya, prakṛti), como lamentablemente se
sostiene con demasiada frecuencia como objetivo del Yoga, sino que se refiere a
la "soledad" del poder de "ver" (YS II.20, 25) en su pureza y claridad
innatas sin ninguna distorsión epistemológica ni corrupción moral (Whicher, Ian
"Nirodha, yoga praxis and the
transformation of the mind", pag 285).
svarūpa-: identidad, esencia, forma propia, condición
propia.
pratiṣṭha (pratiṣṭhā): (f, nom, sg) lugar de descanso, base o fundamento;
1) fijación, establecimiento o consolidación.
vā: o bien, o, opcionalmente,
también.
citi-: el que realmente ve, el
veedor, la conciencia trascendental (caitanya).
śakti
(śakteḥ): (femenino, genitivo, singular) del poder, energía o habilidad; 1)
de la energía cósmica, de la energía de una deidad
femenina, kuṇḍalinī.
iti: (indecl) así, de esta forma, en
consecuencia, por tanto, en definitiva, finalmente.
Otras variaciones del texto original:
puruṣārthaśūnyānām
guṇānām pratiprasavaḥ kaivalyaṃ, svarūpapratiṣṭhā
vā citiśaktiriti
Vyāsa — Yoga-Bhāṣya (s. V.)
4.34(207):
kṛta-bhogāpavargāṇāṃ puruṣārtha-śūnyānāṃ
yaḥ pratiprasavaḥ kārya-kāraṇātmanāṃ
guṇānāṃ tat kaivalyam | svarūpa-pratiṣṭhā
punar buddhi-sattvānabhisambandhāt puruṣasya citi-śaktir
eva kevalā, tasyāḥ sadā tathaivāvasthānaṃ
kaivalyam iti ||34||
El
aislamiento trascendental supone la involución de los guṇas, cuya esencia es causa y efecto, una vez que
la experiencia y la liberación (apavarga), que eran los objetivos
de puruṣa, han sido alcanzados. También supone el aislamiento de la pura
conciencia, no conectada ya con el puro intelecto (buddhisattva), debido al establecimiento en sí misma. Su permanencia (en tal estado
de soledad) es el aislamiento trascendental.
—Cuando alcanzamos el conocimiento perfecto del puruṣa no
abandonamos inmediatamente el cuerpo burdo y el sutil; la vida prosigue durante
un tiempo considerable, porque la vida actual es el resultado de obras
realizadas. Cuando acaece la muerte sin retorno posible, el cuerpo burdo se
disuelve, y también el cuerpo sutil. El órgano interno con sus saṃskāras, que han proseguido de nacimiento en nacimiento, se
disuelve. Los guṇas son liberados de su agitación en este torbellino, y
cesan las perturbaciones que agitan al individuo. Pero la mónada vital continúa
existiendo, del mismo modo que un individuo sigue existiendo cuando su reflejo
ha desaparecido de un espejo quebrado. La autoconciencia ya no existe —porque falta la base material
necesaria para que puedan realizarse los procesos del conocimiento, el
sentimiento y la experiencia—, pero la mónada vital
subsiste como entidad individual en sí, para sí y por sí. Sin el aparato del
cuerpo burdo y del cuerpo sutil, el puruṣa está
completamente desconectado de la esfera de los guṇas; nada puede
alcanzarlo; está completamente alejado. En esto consiste el verdadero “aislamiento” (Zimmer, H. “Filosofías de
—El estado de kaivalya es aquel en que la persona es capaz de comprender
este mundo de modo que esté un poco separado de él, en el sentido de que no
está influido por el mundo, aunque él puede influir sobre el mundo. No está
libre de la percepción de los sentidos o del cuerpo. Simplemente ha cambiado.
Su actuación está segura en cualquier circunstancia. Las fuerzas exteriores ya
no le influirán, pero conoce el mundo exterior. Kaivalya es el más completo efecto de samādhi ejercido
sobre una persona (Desikachar, TKV “Yoga”).
—En el cuarto capítulo del Haṭha Yoga Pradīpikā podemos leer: “el yogui que supera todos los
estados y se libera de todos los pensamientos, parece como muerto (es decir,
inmutable ante los estímulos externos) y se halla liberado, sin duda alguna (4.107)”; y “un yogui en samādhi no recibe nada a través de los sentidos; no se
conoce a sí mismo ni a los demás (4.109)”. Brahmānanda comenta que “en samādhi no hay experiencia de los objetos
de los sentidos” y hace coincidir este estado
con la animación suspendida o completa inmovilidad, durante la cual el yogui
parece como muerto, aunque permanezca completamente despierto. Sin flujo alguno
de respiración, el cuerpo del yogui parece un cadáver, pero gracias a la
perfecta retención de prāṇa se puede afirmar que el yogui
permanece más vivo que en cualquier otro momento (Burley, Mikel “Hatha-Yoga - Its Context,
Theory and Practice”).
—La
experiencia liberadora se sitúa más allá de la frontera última de la psique: en
consecuencia, no puede comportar ni grados o transiciones, ni aproximaciones.
Es o no es. Todos tenemos conciencia de que existimos; mas, para el jīvanmukti,
la conciencia no se refiere al sentimiento psicofísico de vivir corporalmente;
esa certidumbre se eleva más allá del cuadro donde se mueve la oscura
percepción cenestésica de la vida, hasta la fuente y el foco mismo de la
conciencia. Reside en lo intemporal, dice, y la dualidad de las regulaciones
somáticas y psíquicas no le afecta. La “experiencia trascendente” presenta varias características notables: (i) su llegada es
súbita, fulgurante y a veces inesperada; (ii) produce, en ese instante, una
transformación profunda de toda la “weltanschaūng” del ser en que reside, comparable a un nuevo nacimiento; (iii) la
experiencia está enteramente desprovista de contenido intelectual y de
imágenes; no obstante, sería “iluminativa”, dinámica por sus efectos y no por su naturaleza; el poder de
intuición que ésta confiere se aplicaría al problema ontológico y filosófico,
no al dominio del conocimiento llamado relativo (sensorimotriz, eidético,
etc.); (iv) el estado de conciencia del jīvanmukti se establecería en permanencia
y definitivamente en un plano de trascendencia en que las nociones de tiempo y
espacio no cuentan; (v) no se puede comprender este estado sino viviéndolo;
sale de toda descripción positiva, pues el lenguaje no ofrece expresiones
adecuadas; el solo hecho de que no comporta ni el sentimiento de la duración
(puesto que trasciende el tiempo), ni la percepción del espacio, le confiere un
carácter indescriptible; es propiamente una experiencia de inmortalidad, sin
principio ni fin. De él se halla excluida necesariamente toda emoción, pues los
estados afectivos dependen de un movimiento en el tiempo (Godel, Roger “Ensayos sobre la experiencia liberadora”).
—Hay dos maneras diferentes de
entender el kaivalya o
liberación: desde el punto de vista de la naturaleza, o desde el punto de vista
del puruṣa. En
el primer supuesto, lo que se produce es una involución o reabsorción de los
tres constituyentes en la materia primordial. Esto se produce cuando los
constituyentes han agotado su doble función de, en primer lugar, hacer
disfrutar al espíritu y, en segundo lugar, alejarlo de la materia. En el
aforismo 4.31
ya se ha mencionado esto y, como hemos visto, no se trata de que los
constituyentes de la naturaleza dejen de ser productivos de una forma absoluta,
sino que solo dejan de mostrarse como tales al puruṣa liberado. En el segundo caso, el puruṣa se establece en su propia naturaleza, que no es sino la pura
capacidad de conocer, como se afirma en 1.3 y 2.20.
Como dice finalmente Vyāsa, el establecimiento permanente de la
conciencian en su propia naturaleza es el aislamiento (Pujol, Oscar “Yogasūtra”, pag. 388-389).
—Podemos considerar dos
significados para puruṣārthaśūnya. Puruṣārtha
quiere decir (1) habilidad para ejecutar una acción especialmente importante y
(2) para el propósito de puruṣa. Por tanto, puruṣārthaśūnya podría significar “tan debilitado que no puede
ejecutar una acción que merezca la pena”, además del
significado asignado en el sūtra. Los triguṇas del
yogui en dharmamegha
están tan debilitados que son incapaces de actuar, pues la fuerza que los
estimula ha desaparecido (ver sūtra IV.32).
Respecto del segundo significado de puruṣārtha, el sentido de la existencia de los guṇas, es decir, de prakṛti, es
solo por puruṣa (sūtras II.18-21). El draṣṭā (supervisor, testigo) de bhoga (experiencia) de citta es puruṣa. El
logro del kaivalya significa el final del draṣṭātva (estado de supervisión) de puruṣa, el logro de apavarga (estado absoluto, liberación, II.18) y la
recuperación del prístino estado de pureza de puruṣa. Con ello no hay ya necesidad de que continúe el proceso de
transformación de los guṇas, es
decir, el sentido de los guṇas para servir al propósito de puruṣa ha desaparecido (śūnya). El sūtra
parece proporcionar algunos sinónimos de kaivalya, el summum bonum del sistema de yoga de Patañjali. Esto se indica
claramente con el término va en el sūtra.
Como sucede generalmente con los sinónimos, cada uno de ellos ofrece
explicación sobre un aspecto de kaivalya y en cierta forma lo describe. Sin duda la descripción de este
trascendental estado se encuentra más allá de la comprensión y más allá del
alcance de las palabras. Solo puede experimentarse de forma mística y muy
sutil. El puruṣārthaśūnyātā es entonces el primer sinónimo y descripción parcial de kaivalya. El segundo sinónimo de kaivalya es pratiprasava (de guṇa-pratiprasava). Debido al saṃyoga (II.17 y II.23) mula-prakṛti o pradhāna, es decir, los tres gunas, inicia su evolución. Los productos de la evolución se denominan vikṛtis (deformaciones, distorsiones). A partir de pradhāna o mula-prakṛti se producen siete prakṛti-vikṛtis, que son causa-efecto, es decir, tanto origen como producto y
veintitrés vikṛtis que
son productos. Esto es el Prasava (desarrollo, evolución) de prakṛti de acuerdo con el punto de vista del Sāṃkhya. Igual que se
desenrolla y se enrolla de nuevo un mapa, de igual forma se extienden los gunas, es decir, prakṛti se despliega y esa prakṛti distorsionada o transformada se repliega de nuevo a su estado
original (mula-avasthā). De
forma simultánea el puruṣa-tattva, tal como se ha dicho, pierde su draṣṭātva y recobra su estado primordial de puro puruṣa. Este repliegue o involución de prakṛti se indica con el término pratiprasava (contra-evolución). Prakṛti y puruṣa
recuperan su estado original en kaivalya, por tanto, svarūpa avasthāna (I.3)
y svarūpa pratiṣṭha (este sūtra) son
los dos sinónimos que indican esto. El puruṣa
tattva, como ya se ha explicado, no es consciente ni
inconsciente puesto que tiene la potencialidad de incitar pasivamente a citta gracias a su sola presencia para que desarrolle en
ella una conciencia activa y esta es su naturaleza todo el tiempo, incluso en kaivalya. Esta característica de puruṣa se indica con el sinónimo citi-śakti (o únicamente citi en IV.22).
Tal como se ha señalado, también hay otros términos que son otros sinónimos de kaivalya, la relación ilusoria entre puruṣa y prakṛti, concretamente con citta que también es un producto de prakṛti, es el mayor avidyā y se
denomina saṃyoga. En kaivalya desaparece avidyā, es decir, avidyā bhava o avidyā nasa y tiene lugar la disolución de saṃyoga
bhava (o saṃyoga viyoga, como se dice en Bhagavadgītā, IV.23) y por tanto los dos
son sinónimos de kaivalya (ver
II.25).
Hana, la eliminación permanente de duḥkha (dolor, angustia) también se menciona junto con
estos dos sinónimos de kaivalya. Guṇavaitṛṣṇya vairāgya y puruṣakhyāti (I.16),
puruṣa jñāna (III.35),
vivekakhyāti (II.26.
II.28)
y vivekajñāna (III.52,
III.54)
son conceptos que se aproximan estrechamente al concepto de kaivalya y que por tanto pueden considerarse sinónimos de
este último (Karambelkar, Dr. P.V. “Pātañjala
Yoga Sūtra”, pag. 584-586).
—De acuerdo con Vyāsa, la
práctica repetida de las "experiencias" de éxtasis madura
gradualmente la conciencia del yogui hacia kaivalya, la
"soledad" o liberación permanente. La firmeza de la conciencia en kaivalya no
debe malinterpretarse como que es o conduce a la pura inactividad, el pacifismo
o el letargo; más bien, la estabilidad en nirbījasamādhi
permite una armonía en la actividad en la que las guṇas,
que ya no luchan por el predominio, no entran en conflicto entre sí y están en
sintonía con puruṣa. No necesitamos leer a
Patañjali diciendo que la culminación de todo esfuerzo yóguico, kaivalya,
es una finalidad estática o un estado de ser inactivo, aislado y solipsista. De
hecho, el Yoga-Sutra IV.34 nos dice que kaivalya tiene como
fundamento el corazón mismo del dinamismo ilimitado o poder de la conciencia (citiśakti)
que es puruṣa; como una llama incandescente,
puruṣa
es completamente candente en contraste con la "llama" afectada y
chisporroteante de la mente y la identidad propia en saṃyoga.
En términos de nuestro análogo principal de existencia empírica (cittavṛtti),
puruṣa
no es "activa”, o mejor aún, puruṣa no se ve como
"activa". En términos de la inagotabilidad de puruṣa,
puruṣa
constituye una presencia supremamente dinámica que permite un estado de
actividad no afligida (Whicher, Ian "Nirodha, yoga praxis and the transformation of the mind",
pag 282).
—En el énstasis (asaṃprajñātasamādhi), a diferencia del samādhi cognitivo (saṃprajñāta-),
no hay un apoyo objetivo que refuerce una identidad propia reflejada; no hay
objeto o sujeto separado sino el puruṣa, ni hay ningún poder de
conocimiento excepto el de puruṣa. Esta es la base del kaivalya,
"soledad", no porque haya una oposición, separación o modos de
identidad en conflicto, sino porque no se confunde prakṛti con puruṣa (es
decir, no hay un concepto erróneo de la identidad de puruṣa). La identidad auténtica ya no
se percibe erróneamente como existente "fuera" de sí misma.
Claramente, entonces, el Yoga no es una dicotomía cartesiana (de pensador y
cosa). Tampoco se puede describir el Yoga como la unión metafísica de un yo individualizado
con el mundo objetivo de la naturaleza o los reinos más sutiles de prakṛti.
Más bien, se puede ver que el Yoga se desarrolla en estados de samādhi
de unidad epistémica que revelan la no separación del conocedor, el conocer y
lo conocido (YS
I.41), fundamentando nuestra identidad en un modo de acción no
afligido. El kaivalya implica un poder de
"ver" en el que los dualismos arraigados en nuestros patrones
egocéntricos de apego, aversión, miedo, etc., se han transformado en formas
desinteresadas de estar con los demás. (Whicher,
Ian "Nirodha, yoga praxis and the
transformation of the mind", pag 286).
Bhoja — Rāja-Mārtanda
(1018-1060)
||4.34||
samāptabhōgāpavargalakṣaṇapuruṣārthānāṅ
guṇānāṅ yaḥ pratiprasavaḥ pratilōmasya
pariṇāmasya samāptau vikārānudbhavaḥ, yadi
vā citiśaktērvṛttisārūpyanivṛttau
svarūpamātrē.vasthānaṅ tatkaivalyamucyatē. na
kēvalamasmaddarśanē kṣētrajñaḥ
kaivalyāvasthāyāmēvavaṅvidhaścidrūpō
yāvaddarśanāntarēṣvapi vimṛṣyamāṇa
ēvaṅrūpō.vatiṣṭhatē. tathāhi -- saṅsāradaśāyāmātmā
kartṛtvabhōktṛtvānusaṅdhātṛtvamayaḥ
pratīyatē.nyathā yadyayamēkaḥ kṣētrajñastathāvidhō
na syāttadā jñānalakṣaṇānāmēva
pūrvāparānusaṅdhātṛśūnyānāmātmabhāvē
niyataḥ karmaphalasaṅbandhō na syātkṛtahānā
kṛtābhyāgamaprasaṅgaśca. yadi yēnaiva
śāstrōpadiṣṭamanuṣṭhitaṅ karma
tasyaiva bhōktṛtvaṅ bhavēttadā
hitāhitaprāptiparihārāya sarvasya pravṛttirghaṭēta
sarvasyaiva vyavahārasya hānōpādānalakṣaṇasyānusaṅdhānēnaiva
vyāptatvājjñānakṣaṇānāṅ
parasparabhēdēnānusaṅdhānaśūnyatvāttadanusaṅdhānābhāvē
kasyacidapi vyavahārasyānupapattēḥ kartā
bhōktā.nusaṅghātā yaḥ sa ātmēti
vyavasthāpyatē. mōkṣadaśāyāṅ tu
sakalagrāhyagrāhakalakṣaṇavyavahārābhāvāccaitanyamātramēva
tasyāvaśiṣyatē. taccaitanyaṅ
citimātratvēnaivōpapadyatē na punarātmasaṅvēdanēna.
yasmādviṣayagrahaṇasamarthatvamēva citē rūpaṅ
nā||tmagrāhakatvam. tathāhi -- arthaścityā gṛhyamāṇō.yamiti
gṛhyatē svarūpaṅ gṛhyamāṇamahamiti na
punaryugapadbahirmukhatāntarmukhatālakṣaṇavyāpāradvayaṅ
parasparaviruddhaṅ kartuṅ śakyam. ata ēkasminsamayē
vyāpāradvayasya
kartumaśakyatvāccidrūpataivāvaśiṣyatē,
atō mōkṣāvasthāyāṅ nivṛttādhikārēṣu
guṇēṣu cinmātrarūpa ēvā||tmā.vatiṣṭhata
ityēvaṅ yuktam. saṅsāradaśāyāṅ
tvēvaṅbhūtasyaiva kartṛtvaṅ bhōktṛtvamanusaṅdhātṛtvaṅ
ca sarvamupapadyatē. tathāhi -- yō.yaṅ prakṛtyā
sahānādirnaisargikō.sya bhōgyabhōktṛtvalakṣaṇaḥ
saṅbandhō.vivēkakhyātimūlastasminsati puruṣārthakartavyatārūpaśaktidvayasadbhāvē
yā mahadādibhāvēna pariṇatistasyāṅ saṅyōgē
sati yadātmanō.diṣṭhātṛtvaṅ
cicchāyāsamarpaṇasāmarthyaṅ buddhisattvasya ca saṅkrāntacicchāyāgrahaṇasāmarsyaṅ
cidavaṣṭabdhāyāśca buddhēryō.yaṅ
kartṛtvabhōktṛtvādhyavasāyastata ēva
sarvasyānusaṅdhānapūrvakasya vyavahārasya niṣpattēḥ
kimanyaiḥ phalmubhiḥ kalpanājalpaiḥ. yadi punarēvaṅbhūtamārgavyatirēkēṇa
pāramārthikamātmānaḥ kartṛtvādyaṅgī
kriyēta tadā.sya pariṇāmitvaprasaṅgaḥ. pariṇāmitvāccānityatvē
tasyā||tmatvamēva na syāt. na hyēkasminnēva
samayē ēkēnaiva rūpēṇa
parasparaviruddhāvasthānubhavaḥ saṅbhavati. tathāhi
-- yasyāmavasthāyāmātmasamavētē sukhē
samutpannē tasyānubhavitṛtvaṅ na
tasyāmēvāvasthāyāṅ duḥkhānubhavitṛtvam.
atō.vasthānāṅ nānātvāt
tadabhinnasyāvasthāvatō.pi nānātvaṅ
nānātvēna ca pariṇāmitvānnā||tmatvam.
nāpi nityatvam. ata ēva śāntabrahmavādibhiḥ
sāṅkhyairātmanaḥ sadaiva saṅsāradaśāyāṅ
mōkṣadaśāyāṅ caikarūpatvamaṅgīkriyatē.
yē tu
vēdāntavādinaścidānandamayatvamātmanō
mōkṣē manyantē tēṣāṅ na yuktaḥ
pakṣaḥ. tathāhi -- ānandasya
sukharūpatvātsukhasya ca sadaiva saṅvēdyamānatayaiva
pratibhāsātsaṅvēdyamānatvaṅ ca saṅvēdanavyatirēkēṇānupapannamiti
saṅvēdyasaṅvēdanayōrabhyupagamādadvaitahāniḥ.
atha sukhātmakatvamēva tasyōcyēta
tadviruddhadharmādhyāsādanupapannam. na hi saṅvēdanaṅ
saṅvēdyaṅ caikaṅ bhavitumarhati. kiṅcādvaitavādibhiḥ
karmātmaparamātmabhēdēnā||tmā dvividhaḥ
svīkṛtaḥ. itthaṅ ca tatra yēnaiva rūpēṇa
sukhaduḥkhabhōktṛtvaṅ karmātmanastēnaiva
rūpēṇa yadi paramātmānaḥ syāttadā
karmātmatvaparamātmanaḥ pariṇāmitvamavidyāsvabhāvatvaṅ
ca syāt. atha na tasya sākṣādbhōktṛtvaṅ
kiṅtu tadupaḍhaukitamudāsīnatayā.dhiṣṭhātṛtvēna
svī karōti, tadā.smaddarśanānupravēśaḥ,
ānandarūpatā ca pūrvamēva nirākṛtā. kiṅ
cāvidyāsvabhāvatvē niḥsvabhāvatvātkarmātmanaḥ
kaḥ śāstrādhikārī. na
tāvannityanirmuktatvātparamātmā, nāpi
avidyāsvabhāvatvātkarmātmā. tataśca
sakalaśāstravaiyarthyaprasaṅga. avidyāmayatvē ca
jagatō.ṅgīkriyamāṇē kasyāvidyēti
vicāryatē. na tāvatparamātmanō
nityamuktatvādvidyārūpatvācca, karmātmanō.pi
paramārthatō niḥsvabhāvatayā śaśaviṣāṇaprakhyatvē
kathamavidyāsaṅbandhaḥ? athōcyatē,
ētadēvāvidyāyā avidyātvaṅ
yadavicāraramaṇīyatvaṅ nāma. yaiva hi
vicārēṇa dinakaraspṛṣṭanīhāravadvilayamupayāti
sā.vidyētyucyatē. maivaṅ, yadvastu kiṅcitkāryaṅ
karōti tadavaśyaṅ kutaścidbhinnamabhinnaṅ vā
vaktavyam. avidyāyāśca saṅsāralakṣaṇakāryakartṛtvam
avaśyamaṅgīkartavyam. tasminsatyapi
yadyanirvācyatvamucyatē tadā kasyacidapi vācyatvaṅ na
syāt. brahmaṇō.pyavācyatvaprasaktiḥ. tasmādadhiṣṭhātṛtārūpavyatirēkēṇa
nānyadātmanō rūpamupapadyatē. adhiṣṭhātṛtvaṅ
ca cidrūpamēva tadvyatiriktasya dharmasya kasyacitpramāṇānupapattēḥ.
yairapi naiyāyikādibhirātmā
cētanāyōgāccētana ityucyatē. cētanā.pi
tasya manaḥsaṅyōgajā. tathāhi --
icchājñānaprayatnādayō guṇāstasya
vyavahāradaśāyāmātmamanaḥ saṅyōgādutpadyantē.
tairēva ca guṇaiḥ svayaṅ jñātā kartā
bhōktēti vyapadiśyatē. mōkṣadaśāyāṅ
tu mithyājñānanivṛttau tanmūlānāṅ dōṣāṇāmapi
nivṛttēstēṣāṅ buddhyādīnāṅ
viśēṣaguṇānāmatyantōcchittēḥ
svarūpamātrapratiṣṭhatvamātmanō.ṅgīkṛtaṅ,
tēṣāmayuktaḥ pakṣaḥ, yatastasyāṅ
daśāyāṅ nityatvavyāpakatvādayō guṇā
ākāśādīnāmapi santi atastadvailakṣaṇyēnā||tmanaścidrūpatvamavaśyamaṅgīkāryam.
ātmatvalakṣaṇajātiyōga iti cēta. na,
sarvasyaiva hi tajjātiyōgaḥ saṅbhavati, atō
jātibhyō vailakṣaṇyamātmanō.vaśyamaṅgīkartavyam.
taccādhiṣṭhātṛtvaṅ, tacca cidrūpatayaiva
ghaṭatē nānyathā. yairapi mīmāṅsakaiḥ
karmakartṛrūpa ātmā.ṅgī kriyatē tēṣāmapi
na yuktaḥ pakṣaḥ. tathāhi -- ahaṅpratyayagrāhyaḥ
ātmēti tēṣāṅ pratijñā. ahaṅpratyayē
ca kartṛtvaṅ karmatvaṅ cā||tmana ēva. na
caitadviruddhatvādupapadyatē. kartṛtvaṅ pramātṛtvaṅ
karmatvaṅ ca pramēyatvam. na
caitadviruddhadharmādhyāsō yugapadēkasya ghaṭatē.
yadviruddhadharmādhyastaṅ na tadēkaṅ, yathā
bhāvābhāvau, viruddhē ca kartṛtvakarmatvē.
athōcyatē -- na kartṛtvamakarmatvayōrvirōdhaḥ
kiṅtu kartṛtvakaraṇatayōḥ. kainētaduktaṅ
viruddhadharmādhyāsasya tulyatvātkartṛtvakaraṇatvayōrēva
virōdhō na kartṛtvakarmatvayōḥ iti. tasmādahaṅpratyayagrāhyatvaṅ
parihṛtyā||tmanō.dhiṣṭhātṛtvamēvōpapannam,
tacca cētanatvamēva. yairapi
dravyabōdhaparyāyabhēdēnā||tmanō.vyāpakasya
śarīraparimāṇasya pariṇāmitvamiṣyatē
tēṣāmutthānaparāhata ēva pakṣaḥ.
pariṇāmitvē
cidrūpatāhāniścidrūpatābhāvē
kimātmana ātmatvam. tasmādātmana ātmatvamicchatā
cidrūpatvamēvāṅgīkartavyam. taccādhiṣṭhātṛtvamēva.
kēcitkartṛrūpamēvā||tmanamicchanti. tathā hi --
viṣayasāṅnidhyē yā jñānalakṣaṇā
kriyā samutpannā tasyā viṣayasaṅvittiḥ phalaṅ,
tasyāṅ ca phalarūpāyāṅ saṅvittau
svarūpaṅ prakāśarūpatayā pratibhāsatē,
viṣayaśca grāhyatayā ātmā ca
grāhakatayā, ghaṭamahaṅ
jānāmītyākārēṇa tasyāḥ
samutpattēḥ. kriyāyāśca kāraṇaṅ
kartaiva bhavatītyataḥ kartṛtvaṅ bhōktṛtvaṅ
cā||tmanō rūpamiti. tadanupapannaṅ,
yasmāttāsāṅ saṅvittīnāṅ sa kiṅ
kartṛtvaṅ yugapatpratipadyatē kramēṇa vā.
yugapatkartṛtvē kṣaṇāntarē tasya kartṛtvaṅ
na syāt. atha kramēṇa kartṛtvaṅ
tadēkarūpasya na ghaṭatē, ēkēna rūpēṇa
cēttasya kartṛtvaṅ tadaikasya rūpasya sadaiva saṅnihitatvātsarvaṅ
phalamēkarūpaṅ syāt. atha nānārūpatayā
tasya kartṛtvaṅ tadā pariṇāmitvaṅ, pariṇāmitvācca
na cidrūpatvam. ataścidrūpatvamēvā||tmana icchadbhirna
sākṣātkartṛtvamaṅgīkartavyam. yādṛśamasmābhiḥ
kartṛtvamātmanaḥ pratipāditaṅ kūṭasthasya
nityasya cidrūpasya tadēvōpapannam. ētēna
svaprakāśasyā||tmanō viṣayasaṅvittidvārēṇa
grāhakatvamabhivyajata iti yē vadanti tē.pi anēnaiva
nirākṛtāḥ.
kēcidvimarśātmakatvēnā||tmanaścinmayatvamicchanti.
tē hyāhurna vimarśavyatirēkēṇa
cidrūpatvamātmanō nirūpayituṅ śakyam, jaḍaādvailakṣaṇyamēva
cidrūpatvamucyatē, tacca vimarśavyatirēkēṇa
nirūpyamāṇaṅ nānyathā.vatiṣṭhatē.
tadanupapannam. idamitthamēvaṅrūpamiti yō vicāraḥ
sa vimarśa ityucyatē. sa cāsmitāvyatirēkēṇa
nōtthānamēva labhatē. tathāhi --
ātmanyupajāyamānō vimarśō.hamēvaṅbhūta
ityanēnā||kārēṇa saṅvēdyatē.
tatāścāhaṅśabdasaṅbhinnasyā||tmalakṣaṇasyārthasya
tatra sphuraṇānna vikalparūpatātikramaḥ,
vikalpaścādhyavasāyātmā buddhidharmō na ciddharmaḥ.
kūṭasthanityatvēna citēḥ
sadaikarūpatvānnāhaṅkārānupravēśaḥ.
tadanēna savimarśatvamātmānaḥ pratipādayatā
buddhirēvā||tmatvēna bhrāntyā pratipāditā na
prakāśātmanaḥ parasya puruṣasya
svarūpamavagatamiti. itthaṅ sarvēṣvapi darśanēṣvadhiṣṭhātṛtvaṅ
vihāya nānyadātmanō rūpamupapadyatē. adhiṣṭhātṛtvaṅ
ca cidrūpatvam. tacca jaḍaādvailakṣaṇyamēva.
cidrūpatayā yadadhitiṣṭhati tadēva
bhōgyatāṅ nayati. yacca cētanādhiṣṭhitaṅ
tadēva sakalavyāpārayōgyaṅ bhavati. ēṣa ca
sati kṛtakṛtyatvāt pradhānasya vyāpāranivṛttau
yadātmanaḥ kaivalyamasmābhiruktaṅ tadvihāya
darśanāntarāṇāmapi nānyā gatiḥ.
tasmādidamēva yuktamuktaṅ vṛttisārūpyaparihārēṇa
svarūpē pratiṣṭhā citiśaktēḥ
kaivalyam. tadēva siddhyantarēbhyō vilakṣaṇāṅ
sarvasiddhimūlabhūtāṅ samādhisiddhimabhidhāya
jātyantarapariṇāmalakṣaṇasya ca
siddhiviśēṣasya prakṛtyāpūraṇamēva
kāraṇamityupapādya dharmādīnāṅ
pratibandhakanivṛttimātra ēka sāmarthyamiti pradarśya
nirmāṇacittānāmasmitāmātrādudbhava
ityuktvā tēṣāṅ ca yōgicittamēvādhiṣṭhāpakamiti
pradarśya yōgicittasya cittāntaravailakṣaṇyamabhidhāya
tatkarmaṇāmalaukikatvaṅ cōpapādya
vipākānuguṇānāṅ ca
vāsanānāmabhivyaktisāmarthyē kāryakāraṇayōścēkyapratipādanēna
vyavahitānāmapi vāsanānāmānantaryamupapādya
tāsāmānantyē.pi hētuphalādidvārēṇa
hānamupadarśyātītādiṣvadhvasu dharmāṇāṅ
sadbhāvamupapādya vijñānavādaṅ nirākṛtya
sākāravādaṅ ca pratiṣṭhāpya puruṣaṣya
jñātṛtvamuktvā cittadvārēṇa
sakalavyavahāraniṣpattimupapādya puruṣasattvē
pramāṇamupadarśya kaivalyanirṇayāya daśabhiḥ
sūtraiḥ kramēṇōpayōginō.rthānabhidhāya
śāstrāntarē.pyētadēva kaivalyamityupapādya
kaivalyasvarūpaṅ nirṇītamiti vyākṛtaḥ
kaivalyapādaḥ.
Se
llama estado de aislamiento trascendental al retorno (pratiprasava)
de los elementos constitutivos de la naturaleza primordial (guṇa),
que han cumplido ya con los objetivos del “sí-mismo-esencial”, caracterizados
por la experiencia y la liberación, al no producirse ya sus modificaciones, y
una vez completado el proceso de transformación reversiva. O bien, es el
intelecto puro, que permanece sólo con su propia forma, una vez eliminada su
identificación con las modificaciones mentales. No sólo en nuestro sistema (darśana)
se presenta el conocedor de la esfera de acción de las cosas (kṣetra)
bajo el aspecto del intelecto puro (cit) en la condición
propia del estado de soledad trascendental; también en otros sistemas se acepta
que se presenta bajo tal aspecto. Así, por ejemplo, se admite que el
“sí-mismo-esencial” (ātman),
en el estado de la existencia mundana (saṃsāra), está dotado de la
capacidad de actuar, de disfrutar y de reflexionar. Por otro lado, si no
existiese este único conocedor del campo de acción de las cosas, tal como ha
sido descrito, entonces, al no ser posible reflexionar acerca de lo que es
anterior y lo que es posterior, por tratarse sólo de instantes de conocimiento
(jñānakṣaṇa),
no existiría una relación constante y necesaria entre las acciones (karman) y sus frutos (phala), y sería posible la
desaparición de lo que ha sido hecho y la aparición de lo que no ha sido hecho.
Si la calidad de disfrutador perteneciese solamente a aquél que cumple con los
actos rituales (karman)
instituidos por los tratados tradicionales (śāstra), entonces, la
actividad de todos estaría encaminada sólo a obtener lo conveniente y evitar lo
inconveniente. Pero, debido a que toda actividad caracterizada por el abandono
o el logro de algo implica necesariamente una reflexión, y puesto que no es
posible reflexionar acerca de instantes de conocimiento, por ser éstos
diferentes el uno del otro, si no existiese tal reflexión, no sería posible que
alguien cumpliese con tal actividad. En vista de esto, queda establecido que es
el “sí-mismo-esencial” (ātman)
el que actúa, el que disfruta y el que reflexiona.
Pero,
en el estado de liberación, debido a que no se presenta ya actividad ninguna
que esté caracterizada por lo que ha de ser aprehendido y por el que ha de
aprehenderlo, resta tan sólo la inteligencia pura (caitanya). Esta inteligencia
pura se da en virtud del solo intelecto (citimātra), y no en virtud de
una conciencia de sí misma, porque la naturaleza del intelecto consiste en la
capacidad de aprehender un objeto y no en percibirse a sí mismo. Así, por
ejemplo, un objeto susceptible de ser aprehendido por el intelecto, es
aprehendido mediante la idea de un “esto”; la aprehensión de su forma implica
la idea de un “yo”.
Sin
embargo, no es posible realizar simultáneamente dos acciones que se oponen
mutuamente, caracterizadas por el hecho de estar dirigidas una hacia afuera y
otra hacia adentro. Y puesto que no es posible realizar esta doble actividad al
mismo tiempo, resta tan sólo el intelecto puro (cit). Por lo tanto,
resulta así correcto que en el estado de liberación, una vez que ha cesado la
función de las cualidades (guṇa), se considere que permanece tan
sólo el “sí-mismo-esencial”, en tanto que intelecto puro (cinmātra).
En el estado de la existencia mundana (saṃsāra), en cambio, resulta
que todo, la capacidad de actuar, de disfrutar y de reflexionar, se le atribuye
bajo tal condición.
Ahora
bien, su vinculación con la naturaleza primordial (prakṛti),
que es sin comienzo y natural y cuya característica consiste en considerarlo
como el disfrutador y lo disfrutable, tiene su raíz en la ausencia de la
lucidez del discernimiento (avivekakhyāti). Y siendo esto así, existiendo
realmente este doble poder capaz de cumplir con la meta del “sí-mismo-esencial”
(puruṣa),
toda transformación en la naturaleza (tasyām) se produce en virtud
de la existencia del primer gran principio (mahat) y los demás. Y
existiendo tal vinculación, queda establecida la condición de supremacía del
“sí-mismo-esencial”, su capacidad para proyectar su reflejo en el intelecto
puro (cit),
la capacidad de la cualidad pura (sattva) o intelección (buddhi) de captar este
reflejo penetrado en el intelecto puro (cit), y la determinación
de la condición de agente y de disfrutar de parte de la intelección (buddhi), firmemente afincada
en el intelecto puro (cit).
Y
asi, pues, ya que el surgimiento de toda actividad presupone una reflexión (anusandhāna),
¿para qué, entonces, tal enredo de inútil palabrería?
Pero,
si rechazamos esta opción y admitimos, en cambio, como meta suprema del
“sí-mismo-esencial” su capacidad de agente, etc., quedaría, entonces, unido a
la posibilidad de transformarse; y puesto que lo que es susceptible de
transformarse no es eterno, no conservaría éste su carácter de
“sí-mismo-esencial” (ātmatva).
Porque no se observa, en efecto, qué condiciones mutuamente opuestas existan al
mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. Así, por ejemplo, si bien es posible
aceptar que el “sí-mismo-esencial” esté presente en la condición en la cual
esté relacionado con la felicidad, no es posible aceptar en esta misma
condición la presencia del sufrimiento, Y así, del hecho de que las condiciones
sean diversas, se deduce también el carácter diverso de lo condicionado, en
tanto que éste no está separado de aquello; y del hecho de que algo pueda
transformarse en virtud de esta diversidad, no se puede concluir ni su carácter
de “sí-mismo-esencial” ni su eternidad.
Por
eso, los seguidores del Sāṃkhya,
que postulan que el Brahman está en reposo, admiten que el “sí-mismo-esencial”
se presenta siempre bajo una forma única, tanto en el estado de la existencia
mundana (saṃsāra),
como en el estado de liberación (mokṣa).
Por
otra parte, tampoco es correcta la posición de los seguidores del Vedānta,
que piensan que la liberación reside en el hecho de que el “sí-mismo-esencial”
consista de pura inteligencia y de beatitud (cidānandamaya).
Ahora
bien, puesto que la beatitud tiene por forma propia a la felicidad (sukha), y ya que la
felicidad se manifiesta sólo en el hecho de que algo sea sentido, y como no es
posible que algo sea sentido sin tener en cuenta a la percepción (saṃvedana),
al aceptarse ambas cosas, tanto a lo perceptible (saṃvedya)
como a la acción de percibir (saṃvedana), queda invalidada la
doctrina de la no-dualidad (advaita).
También
se dice que el “sí-mismo-esencial” consiste solamente en felicidad (sukha). Pero esto es
también insostenible, porque supone la admisión de condiciones (dharma) contradictorias. En
efecto, no es posible aceptar que la experiencia de la percepción (saṃvedana) y
lo que es susceptible de ser experimentado (saṃvedya), sean una sola cosa.
Además, los no-dualistas (advaitavādin) afirman que el
“sí-mismo-esencial” es de dos clases, estableciendo una distinción entre un
“sí-mismo-esencial” activo (karmātman) y un “sí-mismo-esencial”
supremo (paramātman).
Pero, si la capacidad de experimentar (bhoktṛtva) el placer y el dolor
depende de una determinada forma del “sí-mismo-esencial” activo, y esta forma
es la misma para el “sí-mismo-esencial” supremo, entonces, el
“sí-mismo-esencial” supremo, al igual que el “sí-mismo-esencial” activo,
estaría sujeto de modificaciones y tendería por naturaleza propia a la
ignorancia.
Ahora
bien, si no se trata del hecho de experimentar (bhoktṛtva)
algo directamente, sino de aceptar con indiferencia y superioridad algo que se
ofrece, entonces, esto estaría en consonancia con nuestro sistema.
Queda
así refutada la antedicha doctrina de que la naturaleza (del
“sí-mismo-esencial”) consista en bienaventuranza (ānanda).
Además,
si la naturaleza propia de los “sí-mismos-esenciales” activos fuese la
ignorancia, puesto que esto significaría carencia de naturaleza propia, ¿cuál
sería, entonces, la utilidad de esta doctrina (śāstra)?
No, ciertamente, en favor del “sí-mismo-esencial” supremo, porque éste es
eternamente libre; y tampoco en favor del “sí-mismo-esencial” activo, porque
éste tendría por naturaleza propia a la ignorancia. De aquí que la enseñanza (śāstra)
entera carezca de sentido.
Si
se considerase que el universo está hecho de ignorancia, cabría hacerse la
siguiente reflexión: ¿de la ignorancia de quién? No, por cierto, del
“sí-mismo-esencial” supremo, porque éste es eternamente libre y tiene por forma
propia al conocimiento (vidyā);
y tampoco del “sí-mismo-esencial” activo, porque, en semejanza al caso de los
cuernos de una liebre, al carecer éste de naturaleza propia, ¿cómo podría darse
su vinculación con la ignorancia?
Ahora
bien, se ha dicho que la esencia de la ignorancia (avidyātva)
está constituida, justamente, por la imposibilidad de reflexionar acerca de la
ignorancia misma. En efecto, desaparece ella con la reflexión, como el rocío
tocado por los rayos del sol.
Se
dice que esto es la ignorancia.
Pero,
no puede ser así. Toda cosa que produce un efecto debe ser considerada como
diferente (bhinna) o
no diferente de algo, y es necesario aceptar que la ignorancia tiene la
capacidad de producir, como efecto, la manifestación (prapañca) caracterizada por la
existencia mundana (saṃsāra);
pero, siendo esto así, si se declara que ella es inexpresable, entonces, nada
sería expresable; incluso Brahman sería inexpresable. De esto se concluye que
el “sí-mismo-esencial” no puede presentarse bajo otra forma que no sea la forma
de un regente. Y esta cualidad de supremacía reside justamente en el hecho de
presentarse como el intelecto puro (cit), pues no es posible
demostrar que posea una cualidad (dharma) distinta a ésta.
Los
seguidores del Nyāya y
otros, sostienen que el “sí-mismo-esencial” (ātman)‘° está dotado de
inteligencia (cetanā)
en virtud de su vinculación con la inteligencia, pero que la inteligencia se
origina de la unión de la mente (manas) con aquél. Es así
que sus cualidades (guṇa)
en el estado de la experiencia ordinaria, como por ejemplo, el deseo, el
conocimiento o el esfuerzo, surgen de la unión de la mente con el
“sí-mismo-esencial”. Por eso, justamente, se le atribuye estas cualidades a
éste, diciendo que es el conocedor, el agente y el disfrutador. Pero, en el
estado de la liberación, suprimido el falso conocimiento, al suprimirse incluso
los defectos que son la raíz de éste, se logra la extirpación total de sus
cualidades particulares, tales como el conocimiento (buddhi), etc.; y se
considera, entonces, que el “sí-mismo-esencial” permanece solo en su propia
forma.
Pero
esta proposición no es correcta, pues, ¿en qué consistiría el hecho de que el
“sí-mismo-esencial” sea el “sí-mismo-esencial” (kim átmana átmatvam)?
Las cualidades de omnipresencia, etc., son propias también del espacio (ākāśa),
por ejemplo. Por eso, es preciso aceptar que el “sí-mismo-esencial” tiene una
forma mediante la cual se diferencia de lo demás.
Si
se dijese que lo característico de la esencia del “sí-mismo-esencial” (ātmatva)
consiste en su conformidad específica (jātiyoga), respondemos que no
es así. Pues tal conformidad específica se encuentra en todas las cosas. Por lo
tanto, es preciso aceptar para el “sí-mismo-esencial” una característica
diferenciadora, distinta de la que se refiere a la especie (jāti). Y esto está
constituido por su calidad de regente, a lo cual se llega, y no de otra manera,
por el hecho de que su única forma es el intelecto puro (cit).
Los
seguidores de la Mīmāṃsā
sostienen que el “sí-mismo-esencial” se presenta bajo la forma tanto de la
acción como del agente. Pero tampoco esta opinión es sostenible. Ellos afirman
que la idea del yo es aprehensible en el “sí-mismo-esencial”; y que en la idea
del yo está implicado el hecho de que el “sí-mismo-esencial” sea tanto el
agente como la acción. Pero no es posible afirmar esto, porque subyace aquí una
contradicción. El hecho de ser agente implica el hecho de que alguien mida, y
el hecho de ser una acción implica el hecho de que algo pueda ser medido. Y no
se puede asumir la existencia de cualidades contradictorias, al mismo tiempo y
con respecto de una sola cosa. Aquello en lo cual se puede suponer la
existencia de cualidades contradictorias no es algo único. Y como en el caso de
la existencia y la inexistencia, hay contradicción entre el hecho de ser agente
y el hecho de ser una acción.
Ahora
bien, se ha dicho que no hay contradicción entre el hecho de ser agente y el de
ser acción, sino entre el hecho de ser agente y el de ser un instrumento (karaṇa).
Pero esto no es correcto, porque ello supone, igualmente, la existencia de
cualidades contradictorias. Por lo tanto, habiendo rechazado aquí la admisión
de la idea del yo, queda establecida la condición de supremacía del
“sí-mismo-esencial” y también el hecho de que sea sólo inteligencia (cetanā).
La
opinión de aquellos que pretenden que el “sí-mismo-esencial” está sujeto a
cambios, está limitado por el cuerpo y no es omnipresente, en razón de que,
como especie, queda incluirlo dentro de lo material (dravya), queda rechazada en
su punto mismo de partida. Si se admite que está sujeto a cambios, queda
eliminado el hecho de que su forma sea el intelecto (cit); y si no existe la
posibilidad de que su forma sea el intelecto, ¿en qué consistiría la mismidad
del “sí-mismo-esencial” (ātmanā ātmatvam)? Por eso, quienes
deseen sostener la mismidad del “sí-mismo-esencial”, deben aceptar que su única
forma es el intelecto puro (cit), e igualmente su condición de
ser regente.
Algunos
pretenden que el “sí-mismo-esencial” se presenta bajo la forma del agente.
Sostienen, en efecto, que toda acción caracterizada por el conocimiento (jñāna)
surge en presencia de un objeto de conocimiento, y que su resultado es la
percepción (saṃvitti)
de ese objeto; en esta percepción, que se presenta bajo la forma de este
resultado, resplandece su forma propia, por el hecho de que su forma es la
luminosidad; el objeto de conocimiento es lo aprehensible y el
“sí-mismo-esencial” es el que aprehende. Debido al surgimiento de esta
(percepción) y en razón de aquella forma (que es su resultado) es posible
decir: “Yo conozco esta vasija”. Y así, la causa de la acción es justamente el
agente, y por lo tanto, la forma propia del “sí-mismo-esencial” está constituida
por el hecho de ser el agente y el que disfruta.
Pero
esto no es sostenible. Porque, la condición de agente de tales percepciones,
¿surge simultáneamente o en forma sucesiva? Si la condición de agente es
simultánea, tal condición de agente no existiría en el instante inmediatamente
siguiente; ahora bien, la condición de agente se presenta sucesivamente,
entonces no podría atribuirse a aquello cuya forma es única. Y si su calidad de
agente se presentase bajo una forma única, entonces, debido a que sólo esta
forma única estaría siempre presente, todo resultado se presentaría bajo una
sola forma.
Ahora
bien, si su calidad de agente se presenta bajo formas múltiples, entonces,
estaría sujeto a cambios. Y del hecho de que esté sujeto a cambios, resultaría
el hecho de que su forma no es el intelecto puro (cit). Por lo tanto, su
condición de ser agente directo no puede ser aceptada por aquellos que
sostienen que la forma propia del “sí-mismo-esencial” es el intelecto puro (cit). La demostración,
tal como ha sido ofrecida por nosotros, de la condición de agente del
“sí-mismo-esencial”, en tanto que inalterable, eterno y bajo el aspecto del
intelecto puro, es la única correcta.
Aquellos
que afirman que el “sí-mismo-esencial”, que se autoilumina, se manifiesta, a
través de la percepción de los objetos de conocimiento, en su condición del que
aprehende, quedan también refutados con lo anterior.
Algunos
pretenden que la constitución inteligente del “sí-mismo-esencial” implica que
la esencia del “sí-mismo-esencial” es el raciocinio (vimarga). Dicen, en efecto,
que no es posible llegar a demostrar que el “sí-mismo-esencial” tiene por forma
propia al intelecto puro sin la ayuda del raciocinio; que está establecido que
aquello que tiene por forma propia a la inteligencia se diferencia, ciertamente,
de lo insensible o inerte (jade); y que la demostración de esto
no es posible sin la ayuda del raciocinio, y no de otra manera.
Pero
esto es insostenible. El raciocinio es el deliberar (vicāra)
acerca de si algo se presenta bajo tal o cual forma, y esto no es posible de
lograr sin la intervención de la idea del yo o egoicidad (asmitā).
Ahora bien, el raciocinio que surge con respecto del “sí-mismo-esencial”, es
reconocido cuando se enuncia de la siguiente manera: “yo soy de tal
naturaleza”. Y así, el tema de la discusión acerca del “sí-mismo-esencial”, al
ser éste aludido por la palabra yo, no pasa de ser el centelleo propio de un mero
pensamiento conceptual (vikalpa);
y un pensamiento conceptual, que tiene por esencia el ser una determinación
mental (adhyavasāya),
pertenece a la esfera de la intelección (buddhi), y no del intelecto
puro (cit).
Y el intelecto puro no puede ser penetrado por el principio de individuación (ahaṃkāra),
debido al hecho de presentarse siempre bajo una única forma, en razón de que es
eternamente inalterable. Por eso, con esta doctrina que enseña que el
“sí-mismo-esencial” va acompañado de raciocinio y que presenta,
equivocadamente, al intelecto (buddhi) en lugar del
“sí-mismo-esencial”, no se logra llegar a la forma propia del
“sí-mismo-esencial” (puruṣa)
supremo, cuya esencia es la luminosidad.
Y
así, en ningún sistema (darśana)
es posible demostrar otra forma del “sí-mismo-esencial” excepto la que implica
su condición de regente. La condición de ser regente implica el hecho de que su
forma sea la del intelecto puro (cit). Y esto implica
diferencia con respecto de lo insensible o inerte (jada). Aquello que
mantiene su condición de regente, bajo la forma del intelecto puro, gobierna,
también, lo que puede ser disfrutado. Y lo que es gobernado por la
inteligencia, resulta ser apropiado para la entera experiencia ordinaria.
Siendo
esto así, no existe otra solución para los demás sistemas, excepto la de
aceptar lo que hemos dicho nosotros acerca del estado de soledad trascendental
del “sí-mismo-esencial”, cuando cesa la actividad de la naturaleza primordial (pradhāna),
debido a haber sido ya realizado lo que debía realizarse.
Por
consiguiente, se ha dicho correctamente que el estado de soledad trascendental
es el fundamento de la energía del intelecto en su forma propia, en razón del
abandono de la identificación con las modificaciones de la mente (vṛtti).
Se
ha dicho que el poder proveniente del énstasis es raíz de todos los poderes, y
que posee características diferentes de las de los otros poderes. Se ha
mostrado que la causa de que este poder, cuya característica se refiere a la
transformación en otra forma de vida, sea diferente, reside en la fluidez de la
naturaleza primordial. Se ha explicado que la eficacidad de las formas
constitutivas, etc., se debe solamente a la cesación de la actividad opositora.
Se ha dicho que el surgimiento de las mentes creadas proviene solamente de la
egoicidad; y se ha explicado, también, que el fundamento esencial de éstas está
constituido sólo por la mente del yogui. Se ha dicho en qué consiste la
diferencia entre la mente del yogui y las otras mentes y se ha demostrado que
las acciones de ellos no se corresponden con las de la experiencia ordinaria.
Se ha demostrado que la capacidad de manifestación de las impresiones
residuales se da en conformidad con su maduración, y que las impresiones
residuales, incluso las espaciadas en el tiempo, se dan en sucesión
ininterrumpida, debido a la unicidad de causa y efecto. Se ha indicado que, aun
siendo ellas sin comienzo, su eliminación se logra a través de la de sus causas
y efectos. Se ha mostrado la existencia real de las formas constitutivas en sus
fases, comenzando por la previa. Se ha refutado la doctrina de la mente sola, y
se ha fijado firmemente la doctrina de la adopción de una misma forma. Se ha
dicho que el conocedor es el “sí-mismo-esencial”. Se ha mostrado que la manifestación
de toda la actividad ordinaria se cumple a través de la mente, Se ha presentado
la prueba relativa a la demostración de la existencia del “sí-mismo-esencial”.
Para determinar en qué consiste el estado de soledad trascendental, se han
indicado, en diez aforismos, las etapas que, en su debido orden, sirven para
realizarlo. Se ha demostrado que el estado de soledad trascendental es
justamente este mismo, incluso en otras enseñanzas (śāstra)
tradicionales.
Queda
así explicado el capítulo sobre el estado de soledad trascendental,
determinándose cuál es su la naturaleza propia.
El
ilustre Bhoja, señor de la anchurosa tierra, ha compuesto este comentario sobre
los aforismos del señor de las serpientes. El, que es asiento de la gloria y de
la majestad, y cuyas órdenes obedecen todos los reyes de la tierra,
colocándolas sobre sus cabezas y poniendo sus coronas a los pies de él, en
señal de servidumbre y de reverencia. E incluso la diosa de la palabra muestra
incomparable orgullo, luego de haber llegado hasta el loto de su boca.
iti
śrībhōjadēvaviracitāyāṅ
pātañjalayōgaśāstrasūtravṛttau caturthaḥ
kaivalyapādaḥ||4||
Termina
así el capítulo cuarto, sobre el estado de soledad trascendental, en el
comentario sobre el tratado del Yoga de Patañjali, denominado
Rāja-Mārtanda, compuesto por el gran rey y supremo soberano
Bhojadeva. Queda así terminado este comentario sobre los aforismos del Yoga de
Patañjali.
Śaṅkara — Yoga-Bhāṣya-Vivaraṇa
(s. VIII-XIV?)
Objeción: ¿cómo es que hay
diferentes puntos de vista sobre la soledad trascendental, siendo ésta una
unidad? Como acción puede haber divergencia, pero no como una cosa porque no
puede existir división en la naturaleza esencial de algo. La soledad
trascendental también es una cosa, así pues ¿cómo
puede definirse de distintas maneras?
Respuesta: es posible porque la
distinción se acepta para la causa y el efecto. Existe diferencia para
distinguir el fundamento de causa y efecto, pero no se contempla división
alguna al considerar la auténtica naturaleza de la cosa. Cuando se afirma que
existe cambio en los
guṇas, y
que la implicación de puruṣa a causa de su conformidad con el proceso
mental desaparece como efecto de una causa —es decir, el retroceso en la conjunción de los guṇas los cuales, aunque esencialmente son causa
y efecto, ahora ya no dependen de puruṣa—, todo esto es en
realidad un estado de la causa. La causa es la (corriente de) la involución, y
al principio de todo se explicó que esto es la soledad trascendental.
Y a continuación, la
especificación de la soledad trascendental en sí misma, sin implicación con los guṇas, a causa de la inversión del flujo de su
actividad. Determinando la realidad de que los guṇas y puruṣa se encuentran separados, y analizando las
opiniones sobre la verdad expuestas por las otras doctrinas, deben clarificarse
las distintas ideas sobre la soledad trascendental.
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